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28 A | La muerte en el trabajo: un virus sin vacuna

28 abril 2020 | Por

28 A | La muerte en el trabajo: un virus sin vacuna

El 28 de abril es el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo. La HOAC así como las delegaciones de Pastoral Obrera e Iglesia por el Trabajo Decente, como no podía ser menos, se une a la denuncia de esta lacra que sigo golpeando al mundo obrero y del trabajo, más aún en este tiempo de pandemia que está poniendo de manifiesto la falta de seguridad en tantos sectores esenciales.

En 1996, el movimiento sindical comenzó a organizar el Día Internacional en Memoria de los Trabajadores Fallecidos y Heridos con la intención de honrar la memoria de las víctimas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. En 2003 a petición de las organizaciones sindicales, la OIT hizo suya esta fecha, cambiando de nombre y haciendo de esta jornada una gran ocasión para la denuncia y la sensibilización ante esta tragedia: que el trabajo se convierte a veces en lugar de muerte y de enfermedad.

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Palencia | Cuidemos la Vida

El 28 de abril es el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo. Hoy más que nunca  se hace necesario que conmemoremos esta jornada mundial como un día Sagrado. Ojalá  podamos incluir este día en el calendario como la fecha en la que recordemos cómo la solidaridad mundial venció al coronavirus y como la fecha en la que todas las naciones y todos los pueblos hicieron votos para vencer todos los virus  económicos y sociales que provocan la enfermedad y la muerte.

Pero antes, en  este tiempo de crisis sanitaria y social, queremos mostrar NUESTRA GRATITUD, como lo está haciendo ya toda la sociedad, a cuantas personas están esforzándose sin apenas descanso por frenar las muertes y aliviar el sufrimiento de tantos enfermos y  de sus familias y a cuantos están activos en cualquier campo de la actividad económica y de servicios básicos. A todas estas personas GRACIAS porque están arriesgando sus vidas por salvar la de todos y todas.

También es tiempo para lamentar la ausencia de previsión de la pandemia, y para proveer de todo lo necesario para hacerla frente. Denunciamos que esta pandemia hubiera tenido un menor impacto socio-sanitario y personal, si el sistema sanitario hubiera contado con los recursos necesarios, tanto humanos como de materiales.

El 28 de abril sigue siendo la fecha simbólica en la que recordamos a las víctimas que han sufrido accidentes laborales o padecen enfermedades producidas en sus lugares de trabajo; en concreto en la Provincia de Palencia han subido los accidentes laborales pasando de 1563 a 1618; también suben las enfermedades profesionales pasando de 28 a 34; el dato positivo es el descenso de los accidentes en itínere de 157 a 144. Sobre todo no podemos olvidar a los 5 fallecidos en Palencia en los últimos 12 meses. Una vez más volvemos a manifestar que el lugar del trabajo no es lugar “natural”  para morir. Y una vez más, nos solidarizamos con todas estas víctimas y con sus familias.

Hacemos una llamada a gobernantes, empresarios y sindicatos para que, en estos tiempos difíciles, pongan, cada uno, aquellos medios a su alcance que garanticen la seguridad, la salud y el bienestar de las personas trabajadoras.

Los Secretariados de Pastoral de Familia y Vida, de Pastoral de la Salud y de Pastoral Obrera y del Trabajo nos hacemos eco de las  palabras del Papa Francisco en esta Pascua: «Hay otro “contagio” (además del virus) que se transmite de corazón a corazón, porque todo corazón humano espera esta Buena Noticia. Es el contagio de la esperanza: “¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza¡” No se trata de una fórmula mágica que hace desaparecer los problemas. No, no es eso la resurrección de Cristo, sino la victoria del amor sobre la raíz del mal, una victoria que no pasa por encima del sufrimiento y la muerte, sino que la traspasa, abriendo caminos en el abismo, transformando el mal en bien, signo distintivo del poder de Dios».

Secretariados de Pastoral Obrera y del Trabajo, Pastoral de Familia y Vida y Pastoral de la Salud

DÍA MUNDIAL DE LA SEGURIDAD Y LA SALUD EN EL TRABAJO. Pastoral del Trabajo Madrid.

 

Madrid | No más muertes en el trabajo

“Toda amenaza a la dignidad y a la vida del hombre repercute en el corazón mismo de la Iglesia, afecta al núcleo de su fe en la encarnación redentora del Hijo de Dios, la compromete en su misión de anunciar el Evangelio de la vida” (EV 3).

El 28 de abril se celebra en todo el mundo el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, proclamado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el 28 de abril de 2003.

La celebración de este día, consiste en una campaña anual internacional para promover el trabajo seguro, saludable y digno. Además, se rinde homenaje a las víctimas de los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales.

El objetivo de esta celebración, Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, es la prevención de los accidentes laborales y de las enfermedades profesionales. Se trata de mostrar al mundo la magnitud del problema y hacer ver que una cultura de la seguridad y salud en el trabajo puede ayudar a reducir considerablemente el número de muertes y lesiones en el trabajo.

El problema de la seguridad y la salud en el trabajo es poco visible, hay poca conciencia en nuestra sociedad de la dimensión que éste tiene y por lo tanto existen grandes deficiencias en su prevención a todos los niveles. Consecuencia de esa deficiencia son los datos que las distintas administraciones registran. Recientemente se han publicado los datos referentes a 2019:

  • En España se han producido 635.222 accidentes con baja, 621 de ellos han sido mortales. Esto nos lleva a asegurar que, de media, cada día laboral tres personas pierden la vida en su trabajo.
  • En la Comunidad Autonómica de Madrid, siendo el índice nacional más bajo, se han producido 76.655 accidentes, de los cuales 66 han sido mortales. En consecuencia, cada semana se produce de media de una a dos muertes en el trabajo.

La Doctrina Social de la Iglesia nos enseña que “el hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida económico-social” (CDSI 375), esto entra en contradicción con la mercantilización que el actual sistema económico-social hace de la persona. Consecuencia de ello es la denuncia que el Papa Francisco hace de este sistema: “esta economía mata”.

Desde el Secretariado Diocesano de Pastoral del Trabajo de Madrid, nos comprometemos a visibilizar cómo este sistema económico se construye despreciando la vida y salud de muchos trabajadores y trabajadoras. Nuestro compromiso nos lleva a impulsar una nueva cultura del trabajo que: “no puede prescindir de un marco legislativo más adecuado, que satisfaga las necesidades reales de los trabajadores, así como de una sensibilidad social más profunda sobre el problema de la protección de la salud y la seguridad, sin la cual las leyes seguirían siendo papel mojado” (Discurso del Santo Padre a la Asociación Nacional de Mutilados e Inválidos del Trabajo)

También queremos manifestar nuestra solidaridad con las personas trabajadoras y los familiares, que han sido víctimas de accidentes de trabajo o que ven como el trabajo les arrebata su salud. Con el Papa Francisco les recordamos que “Dios consuela a los que sufren, habiendo sufrido Él mismo, y se acerca a cada situación de indigencia y de humildad. Con su fuerza, todos están llamados a un compromiso activo de solidaridad y apoyo con aquellos que son víctimas de accidentes en el trabajo; apoyo que debe extenderse a las familias, igualmente afectadas y necesitadas de confortación.

Pastoral del Trabajo Diócesis de Madrid

 

Córdoba | La muerte en el trabajo: un virus sin vacuna

La HOAC de Córdoba ha querido este día insistir en que los accidentes de trabajo cargan cuatro tragedias sobre la familia obrera: muerte, incapacidad, desamparo y pobreza. Es verdad que esta economía mata. La situación excepcional que estamos viviendo por la pandemia, ha dejado al margen situaciones sangrantes como la enfermedad y la muerte en el trabajo. En la provincia de Córdoba ocurrieron 9.568 accidentes laborales, 12 de ellos mortales en el 2019. 

Todos los años en torno al 28 de abril, Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, la HOAC se moviliza para recordar a la sociedad cordobesa un problema que no aparece, no se ve, no cuenta: la siniestralidad laboral. Este año dada la extraña realidad que nos ha impuesto la pandemia del COVID-19, la enfermedad y la muerte en el trabajo es aún más invisible si cabe.

El exceso de información sobre el virus (llamado paradójicamente “intoxicación”), ha dejado al margen situaciones sangrantes como la enfermedad y la muerte en el trabajo. Por ello, se hace más necesario que nunca recordar que en nuestro país se produjeron en 2019 más de 635 mil accidentes de trabajo con baja (un aumento del 7,7%) de ellos más de 5.000 fueron graves y 695 personas murieron.

En Andalucía las muertes se elevaron a 121, siendo la primera comunidad en el ranking, mientras que en la provincia de Córdoba ocurrieron 9.568 accidentes laborales, 12 de ellos mortales. Estos días hay que tener presente al personal sanitario, a los cuerpos de seguridad y a todas las personas empleadas en actividades esenciales y que están enfermando y muriendo a consecuencia de su trabajo. También es siniestralidad laboral.

Más de 13 trabajadores muertos a la semana no parecen representar un problema, si esta pandemia de la siniestralidad laboral no se contagia, sobre todo a los que detentan el poder económico. Al parecer, es más fácil y da “mejor imagen” hacer alguna que otra donación, que gastar el dinero en promover la seguridad y la salud de tus trabajadores.

Mientras que en cualquier “crisis” donde se producen muertes, se buscan responsabilidades, en la siniestralidad laboral no. La invisibilidad y la tozudez de medios e instituciones en denominarlos “accidentes” han conseguido que en el inconsciente colectivo tengamos grabado a fuego que, en su mayoría, ocurren debido a la fatalidad o mala suerte. Siendo así, nadie es responsable, nadie es culpable. No hay que investigar en las causas. Caso cerrado

Como presidente de la HOAC, movimiento de la Iglesia inserto en el mundo del trabajo, me siento en la obligación, por una parte, de continuar denunciando esta situación de ausencia de trabajo decente, fruto del insaciable beneficio económico, la ambición empresarial, la escasa formación de los trabajadores y la falta de inspección y control; y, por otra, de sacarla a la luz, hacerla visible, instando a asociaciones, organizaciones e instituciones a una mayor implicación en el  acompañamiento a las víctimas y sus familias y que, al igual que en la lucha contra el virus, pongan todos los medios para que los muertos en el trabajo no sean los muertos olvidados.

En palabras del papa Francisco: “…cada uno está llamado a un compromiso efectivo de solidaridad y de apoyo ante quien es víctima de accidentes en el trabajo…”

Tenemos la vacuna: la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y nuestro compromiso de solidaridad ¡Inyectémosla!

Manuel Díaz

 

Alicante | Por una nueva cultura del trabajo, compatible con la vida

El Secretariado de Pastoral Obrera Diócesis de Orihuela-Alicante, por su parte, destaca que una cultura de la seguridad y salud en el trabajo puede ayudar a reducir considerablemente el número de muertes y lesiones en el trabajo.

El problema de la seguridad y la salud en el trabajo es poco visible, hay poca conciencia en nuestra sociedad de la dimensión que éste tiene y por lo tanto existen grandes deficiencias en su prevención a todos los niveles. Consecuencia de esa deficiencia son los datos que las distintas administraciones registran. Recientemente se han publicado los datos referentes a 2019:

  • En España se han producido 600.622 accidentes con baja, 621 de ellos han sido mortales. Esto nos lleva a asegurar que, de media, cada día laboral tres personas pierden la vida en su trabajo1.
  • En la provincia de Alicante se han producido 29.355 accidentes con baja, 31 de ellos han sido mortales. La consecuencia es que, de media, cada semana se produce un accidente mortal en el trabajo2.

La Doctrina Social de la Iglesia nos enseña que “el hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida económico-social” (CDSI 375), esto entra en contradicción con la mercantilización que el actual sistema económico-social hace de la persona. Consecuencia de ello es la denuncia que el Papa Francisco hace de este sistema: “esta economía mata

Desde el Secretariado Diocesano de Pastoral obrera de Orihuela-Alicante, nos comprometemos a visibilizar como éste sistema económico se construye despreciando la vida y salud de muchos trabajadores y trabajadoras, nuestro compromiso nos lleva a impulsar una nueva cultura del trabajo que:  “no puede prescindir de un marco legislativo más adecuado, que satisfaga las necesidades reales de los trabajadores, así como de una sensibilidad social más profunda sobre el problema de la protección de la salud y la seguridad, sin la cual las leyes seguirían siendo papel mojado3.

También queremos manifestar nuestra solidaridad con las personas trabajadoras y los familiares, que han sido víctimas de accidentes de trabajo o que ven como el trabajo les arrebata su salud. Con el Papa Francisco les recordamos que “Dios consuela a los que sufren, habiendo sufrido Él mismo, y se acerca a cada situación de indigencia y de humildad. Con su fuerza, todos están llamados a un compromiso activo de solidaridad y apoyo con aquellos que son víctimas de accidentes en el trabajo; apoyo que debe extenderse a las familias, igualmente afectadas y necesitadas de confortación4.

Notas

1. Estadística de accidentes de trabajo MITRAMISS. Avance enero-diciembre 2019.
2. Estadística de accidentes de trabajo INVASSAT. Resumen enero-diciembre 2019.
3. Discurso del Santo Padre Francisco a la Asociación Nacional de Mutilados e inválidos del Trabajo (20.09.2018).
4. Ídem.

 

Granada | El trabajo debería ser lugar de vida

Ha tenido que extenderse planetariamente un enemigo invisible (la COVID-19) para que hayamos redescubierto el verdadero valor de la salud humana, del trabajo y de la salud laboral. Confiemos en que no se nos olvide en mucho tiempo. 

El número total de accidentes laborales en nuestra provincia entre enero y noviembre de 2019 ha sido de  8.243, lo que supuso un 8,5% más que el año anterior. En muchos de esos accidentes quedan secuelas irreparables tanto para la persona como para las familias. Aún peor es, cuando como consecuencia de estos accidentes, muchos de ellos prevenibles, se pierde la vida.

Según la propia OIT, 7.600 personas mueren por día víctimas de accidentes de trabajo en el mundo. Si nos fijamos en España durante el 2019 ha sido 695 fallecidos por esta causa, de ellos 621 eran asalariados y el resto autónomo,  en Andalucía 109  y en Granada 18, siendo la provincia andaluza con mayor aumento de fallecidos en accidentes de trabajo durante ese año. 

Solo en el primer mes del 2020 hubo 11 accidentes laborales mortales en nuestra comunidad autónoma. En medio de la pandemia el día 22 de abril fallece en Granada José Manuel Fernández Cuesta, médico de DCCU Gran Capitán, víctima de coronavirus y contagiado según todo parece indicar, mientras trabajaba. 

El trabajo indigno y la precariedad con la que hemos convivido en los últimos años y que nos ha parecido normal, tiene mucho que ver con algunas de las causas que provocan estos accidentes. En España durante el año pasado 21.000.000 de contratos temporales. Solo en la sanidad el 32% de los contratos son temporales.

La HOAC de Granada nos unimos a esta celebración como venimos haciendo cada año. Dios quiere que el trabajo sea fuente de vida, tanto para las personas que lo realizan como para la sociedad en general y nunca lugar para la muerte.

Los accidentes de trabajo cargan cuatro tragedias sobre la familia obrera: muerte, incapacidad, desamparo y pobreza. Por eso como Iglesia  denunciamos estas situaciones de injusticia y sufrimiento, uniéndonos al papa Francisco en EG 53,  no a una economía de la exclusión y la inequidad” Esa economía mata…” y nos comprometemos a seguir trabajando para que el trabajo sea fuente de vida.

 

 

Murcia | La falta de prevención, un desprecio a la vida

En un primer lugar, nos queremos unir y rezar por los han muerto como consecuencia del coronavirus y sus familiares, que no han podido despedirse desde el acompañamiento y la cercanía de los amigos. A la muerte se le ha unido la soledad. Pedimos a Dios Padre que los acoja en su seno y reconforte a sus seres queridos. 

De nuevo llegó abril y como cada año, el 28 de este mes, volvemos a decir, que para toda la Iglesia, la dignidad de la persona, la salud y la vida tienen que tener prioridad en el trabajo. En esta fecha tan especial en defensa de los valores cristianos en el terreno laboral, como nos señala la Doctrina Social de la Iglesia, tenemos que tener presente a todos los trabajadores y trabajadoras que han muerto o padecido problemas de salud y siguen haciéndolo en cualquier parte del mundo como consecuencia de no aplicar medidas preventivas.

En nuestra Región de Murcia, el número total de accidentes laborales durante el año 2019 han sido 46.788, de los cuales sin baja fueron 26.613 y con baja 20.175; Los accidentes mortales fueron un total de 28 personas. Como podemos apreciar año tras año, no somos capaces de reducir estos accidentes laborales. Desde aquí, queremos pedir por todas estas personas y sus familias para que encuentren consuelo, esperanza y justicia. La Ley de Prevención de riesgos Laborales, el progreso técnico y todos los avances de la humanidad no consiguen disminuir el gran sufrimiento de las personas en el terreno laboral, por falta de voluntad política, por primar la idolatría del dinero sobre la dignidad humana.

¿Estamos preparados para defender la vida?

Estamos viviendo días muy duros y trágicos ante este brote de enfermedad mundial, el coronavirus, que está llevando a tantas personas a la enfermedad y a la muerte. Todos los países se han visto desbordados por falta de material sanitario para hacer frente a la magnitud del problema, dando lugar a no poder atender en condiciones a todas las personas enfermas. Por ello, el índice de mortalidad está siendo superior.

De la misma forma, personal sanitario se ha infectado atendiendo a los enfermos por no tener los medios de protección suficientes y eso, les ha llevado a enfermar y a algunos a la muerte. Está claro que no somos previsores de los grandes peligros que acechan a la humanidad y al conjunto de la naturaleza. A esto se le ha unido la falta de respiradores en las UCIS. ¡Dolorosísimo! La falta de protección también se ha dado en todos los sectores productivos, en supermercados, en transportistas, en limpiadores, en la agricultura…Queremos subrayar la situación de los asentamientos de inmigrantes, que se encuentran prácticamente abandonados a su suerte, sin protección en el trabajo, en chabolas sin agua corriente. 

Tenemos que despertar para conocer los peligros que tenemos y organizarnos para exigirles a nuestros gobiernos que sean capaces de mantener los medios necesarios para defender la salud y la vida. Necesitamos que todo el Pueblo de Dios sea valiente y profético, que esté a la altura de los tiempos que vivimos y sepa situarse ante los grandes problemas que tiene la humanidad, defendiendo la verdad y el amor, como hizo Jesús de Nazaret que nos da a entender hoy a través de su Espíritu.

La cultura del Evangelio en el trabajo

Es una necesidad del pueblo, amante de la vida y el trabajo, saber vivir los valores del Evangelio frente la idolatría del materialismo competitivo, que busca la rentabilidad económica, dejando por las cunetas todo aquello que no le interesa para conseguir sus objetivos. El Espíritu de Dios es Espíritu de vida y amor, un espíritu que tenemos que hacer presente los creyentes con nuestro continuo trabajo en los hospitales, en las fábricas, en los campos, en las residencias de mayores, en nuestras familias… En definitiva, en todos los ámbitos de la sociedad.

La lucha contra la indiferencia

Somos humanos y nada humano nos tiene que ser ajeno. El Papa Francisco nos dice que uno de los grandes males de nuestro mundo es la “globalización de la indiferencia”, por eso, necesitamos una forma de actuar basada en una convicción: cualquier persona y en cualquier parte del mundo es lo primero y más importante. Y, dada nuestra fragilidad humana tenemos que tener una mentalidad preventiva, poniendo el acento siempre en los más débiles, mayores, enfermos, trabajadores que viven en la miseria por no tener trabajo o tener un trabajo precario e inseguro, emigrantes y refugiados que van por todo el mundo en condiciones inhumanas huyendo de la miseria y de la muerte… Los acontecimientos que vivimos en el mundo nos tienen que situar en los auténticos valores de la vida, como nos indica la Iglesia.

Delegación diocesana de Pastoral Obrera

 

Ciudad Real | En defensa de la vida de quienes trabajan

La Pastoral Obrera y  la Hermandad Obrera de Acción Católica, cada año, conmemoran esta jornada reivindicando la preservación de la salud de las personas trabajadoras como exigencia de los acuerdos internacionales y de la legislación nacional, y como opción irrenunciable de la Doctrina Social de la Iglesia; ello desde la preeminencia del ser humano y del cuidado de la Creación, que lo acoge, frente a la economía materialista.

Este año 2020 parece que la pandemia de la Covid-19 monopoliza toda la información sanitaria y laboral, pero, antes de la declaración del estado de alarma el 14 de marzo, ya eran varias decenas de personas trabajadoras las fallecidas como consecuencia de su actividad laboral1. El accidente laboral en el vertedero de Zaldíbar (Bizkaia) el 6 de febrero, en que dos trabajadores perdieron la vida y cuyos cuerpos aún no han sido encontrados,  es un ejemplo bastante llamativo de esta triste realidad.

La emergencia sanitaria en que vivimos estas semanas recrudece el conflicto entre la economía productivista y la salud laboral. Pero, ¿no es esto lo que sucede a diario, sin pandemia, cuando muchas empresas, trabajadores e instituciones no velan lo necesario por la seguridad y salud laboral de quienes desarrollan su trabajo? Ello se constata en la  falta de equipos de protección, en la no adecuación de los sistemas de trabajo a las personas, en la  falta de formación sobre salud laboral, en la escasa implicación para mejorar esto, en la  prevalencia del beneficio económico sobre todas las cosas…

Por otra parte, esta crisis sanitaria ha vuelto a sacar a la luz la importancia de cada trabajador  y del trabajo como servicio,  a la medida del ser humano y del bien común. ¿Cuántos trabajos y trabajadores que hasta hace poco no valorábamos (sanitarios, cuidadores, personal de limpieza y residuos, transportistas, repartidores, comercios, agricultores, seguridad… ) ahora nos parecen imprescindibles para nuestro sostenimiento vital. Para ellos se reclaman ahora mejores condiciones laborales y de seguridad.  Pero esta petición debería ser continua, porque esta situación ha evidenciado lo necesarios que somos todos en nuestros trabajos (no solo ahora)  y lo bueno que es cuidarnos unos a otros.

Actualmente en España contamos con un marco legal bastante avanzado y de calidad. Sin embargo, su cumplimiento deja mucho que desear, ya que se ciñe demasiado a cubrir un expediente y redactar una serie de planes y documentos para “pasar” la inspección. Se olvida con mucha frecuencia el espíritu de la ley, que recoge con insistencia el derecho de todo trabajador a que su integridad física y mental se respete en todo momento durante su vida laboral.

La vida humana es algo tan grande, tan sagrado, que nunca debería ser tratada como moneda de cambio. La vida de quienes trabajan no puede seguirse considerando una variable económica más, sino el centro a cuyo servicio ha de ponerse todo lo demás, incluida la economía.

Para la Doctrina Social de la Iglesia, la dignidad de la persona, la salud y la vida de la persona trabajadora ha de estar por encima de cualquier otro objetivo económico o factor de producción. El valor del trabajo no reside únicamente, en su rentabilidad económica, ni siquiera en el producto o servicio que genera, sino, sobre todo, en que sea fuente de vida para las personas del trabajo, para las familias y para el conjunto de la sociedad.

La HOAC con la Pastoral Obrera de Ciudad Real nos unimos a todas aquellas personas y organizaciones sociales y eclesiales comprometidas en la transformación de esta realidad, para hacer que el trabajo sea una fuente de vida y no de destrucción. Llamamos al conjunto de la Iglesia y de la sociedad a que no permanezcamos indiferentes y hagamos nuestro el dolor y las esperanzas  de nuestros hermanos y hermanas del mundo del trabajo.

Notas

  1. https://www.elperiodico.com/es/economia/20200313/datos-accidentes-trabajo-enero-2020-7888199

 

Bilbao | “Que los obreros muertos en el campo de honor del trabajo y de la lucha, descansen en paz”

El 16 de abril, fallecía un trabajador en un taller de Arrigorriaga. El primer accidente laboral mortal desde el estado de alarma y el séptimo en lo que va de año en Euskadi, sin tener en cuenta el derrumbe de Zaldíbar en el que dos operarios siguen desaparecidos. Cuatro han tenido lugar en Álava y tres, contando éste, en Bizkaia.

Gizarte zein erakundeok geure esku dagozan ekonomia, profesional eta giza ahalegin guztiak egin behar doguz biktima bako lana bermatzeko.

“Que los obreros muertos en el campo de honor del trabajo y de la lucha, descansen en paz”. Goian Bego
Lanaren eta burrukaren, ohorezko ekintzan hildako gizon eta emakume langileek atseden beie bakean. Lana bizigai.

El trabajo es para la vida.

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