El Misterio de Dios no es oscuridad, o nebulosa, sino hondura de amor y vida. Dios es comunión interpersonal, comunicación gozosa de vida. Dios es comunión de personas, vida compartida, amor comunitario. Está en las raíces mismas de nuestra vida y nuestro ser. No hay más verdad sobre nuestra vida que Dios en ella. En él vivimos, nos movemos, existimos.
Creer en la Trinidad es creer que el origen, el modelo, el destino último de toda la vida es el amor trinitario, la comunión de vida, bienes y acción.