El profeta Joel (2, 12) pone en boca de Dios esa invitación a la conversión, para volver a encontrarnos con el Dios compasivo y misericordioso; una invitación que resuena nuevamente en la súplica que nos llega de parte de Pablo (2Cor 5, 20): «Por el Mesías os suplicamos: Dejaos reconciliar con Dios». Toda nuestra vida, y más este tiempo de Cuaresma, es tiempo favorable para sentir que el Señor nos escucha… si queremos volver a él.