De nuevo nos encontramos en el ritmo semanal de la oración en el mundo obrero en esta Fiesta del Bautismo del Señor. Nos bautizamos y creemos para vivir la vida con plenitud. Para atrevernos a ser humanos hasta el final. Para vivir la verdadera libertad. Para vivir abiertos a todo el amor, a toda la verdad, a toda la ternura que encierra el ser. Para vivir con profundidad, especialmente los acontecimientos más insignificantes y cotidianos. Para seguir realizando nuestra propia conversión. Para vivir en la esperanza. Para ser y sentir con la Iglesia. Para entrar en el dinamismo vital del insondable amor del Dios Comunión. Para eso nos bautizamos, no solo con agua, sino con agua y con Espíritu.