Con motivo de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente del 7 de octubre, el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) renueva su compromiso con esta convocatoria, promovida por las organizaciones sindicales mundiales y los movimientos y entidades de inspiración católica, con un mensaje que denuncia las situaciones de deshumanización, descarte y exclusión que sufren millones de trabajadores y de trabajadoras en todo el mundo.

Mensaje del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos para esta jornada.

Muchos trabajadores no pueden tener una vida decente; sus salarios no son suficiente para vivir, el empleo es precario, sufren de condiciones de trabajo muy pobres, su trabajo les causa enfermedades y les es negado el derecho a sindicarse. Y, a todo esto, debemos añadir la explotación del trabajo infantil.

Un alto porcentaje de los trabajadores en del Sur, trabaja en el sector informal: su situación de empleo es insegura, la seguridad del empleo no está garantizada, ganan tan poco dinero que ni ellos ni sus familias pueden escapar de la pobreza. El acceso a la educación, a la salud, a la vivienda y a la comida es muy limitado. La mayoría carece de seguro para garantizar la protección en la enfermedad y en la ancianidad. El trabajo decente y el acceso a la protección y a los servicios sociales, como la educación, son esenciales para llevar una vida digna.

El sistema capitalista mundial ejerce una violencia estructural. Los países ricos del Norte imponen su poder económico sobre los países pobres del Sur. Ellos explotan las materias primas de estos mientras exportan sus productos agrícolas subsidiados, destruyendo así la economía local. Las compañías multinacionales compran tierra, violando los derechos de propiedad y los usos tradicionales, y la subsistencia de la población. Los  políticos intentan alejar de las fronteras de Europa a los millones de personas que huyen de la pobreza.

El capitalismo financiero, activo a nivel global, domina y dirige la economía y la política en todo el mundo. Son los grandes capitales y los gestores de inversión y las compañías digitales los que han salido victoriosos de la globalización. El deseo de más beneficio se sacia a expensas de los trabajadores, los que buscan empleo, los débiles, los pobres y los excluidos.

“Pero Jesús les llamó y les dijo, ‘Sabéis que los jefes de las naciones dominan sobre ellos, y los grandes les hacen sentir su autoridad sobre ellos’” (Mateo 20:25)

La Doctrina Social de la Iglesia es dura con la economía actual. El papa Francisco dice “No a una economía de la exclusión y de la desigualdad” porque “esta economía mata” (Evangelii gaudium 53)

“En este mundo globalizado, hemos caído en la indiferencia global. Nos hemos acostumbrado a los sufrimientos de los otros: eso no me afecta; no me concierne; no es asunto mío” (Homilía de Francisco en Lampedusa, 08/07/2013)

El Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) continua trabajando por la globalización de la justicia y de la solidaridad, y contra a “globalización de la indiferencia”. Exigimos el derecho universal al trabajo decente. El objetivo es que todas las personas puedan vivir y trabajar con dignidad. Por ello, necesitamos eliminar: el trabajo esclavo e infantil, la explotación laboral, las formas de trabajo que dañan la naturaleza, el trabajo precario y temporal, los bajos salarios, el trabajo forzado, el estrés laboral para aquellos que tienen que desarrollar un trabajo al ritmo de las máquinas.

El trabajo decente es una causa asumida por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) desde su fundación hace ya 100 años. El trabajo decente se ha convertido en una contribución esencial para la reducción de la pobreza global. Las Naciones Unidas (ONU) han incluido el trabajo decente como un objetivo en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) se une a la iniciativa de la Confederación Sindical Internacional (CSI) para celebrar el 7 de octubre, Jornada Mundial por el Trabajo Decente.