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Jaén | Pastoral Obrera y HOAC se suman a la defensa de la sanidad pública reivindicando trabajo decente

03 octubre 2017 | Por

Jaén | Pastoral Obrera y HOAC se suman a la defensa de la sanidad pública reivindicando trabajo decente

La HOAC de Jaén, como organización eclesial que anuncia a Cristo en el mundo obrero mostró su adhesión a la manifestación convocada por la Plataforma por la defensa de la Sanidad Pública del sábado, 30 de Septiembre  e hicieron un llamamiento a la participación de  toda la ciudadanía de la provincia  jiennense, organizaciones, asociaciones, colectivos y especialmente a todos aquellos que tienen una relación directa con la salud y el cuidado de las personas.

El secretariado diocesano de Pastoral Obrera y la HOAC de Jaén se reunió con la Plataforma por la Defensa de la Sanidad Pública y de Calidad para conocer la situación del sistema sanitario en nuestra provincia y de sus consecuencias en los trabajadores y trabajadoras  y en los enfermos y enfermas y sus familiares. La HOAC ha valorado la valentía y la fuerza de estos trabajadores  por hacer público el desmantelamiento progresivo  del servicio público sanitario, el empeoramiento de las condiciones laborales, los recortes tanto en personal como en material y la privatización-externalización de muchos servicios.

La “marea del cucharón” informó de la situación de la cocina del Hospital del Neveral y la externalización del almacén de cocina con la pérdida de 13 trabajadores; la triple cama en las habitaciones del hospital médico-quirúrgico mientras que en el Neveral se cierran dos plantas con 200 camas, listas de espera, saturación  y cierre de consultas especializadas, colapso de las urgencias, falta de cobertura de bajas vacacionales, tiempos de consulta en Atención Primaria insuficientes, subcontratas en los servicios de Emergencias del 061 y Salud Responde, jornadas interminables, sin descanso y con salarios bajos.

Desde el evangelio y los principios de la Doctrina Social de la Iglesia concluyen que estamos atrapados en una crisis global y por un sistema económico-financiero inhumano con una alta competitividad llevada a sus consecuencias extremas, apoyada en conceptos como “liberalización”, “privatización”  “desregulación”. No se puede consentir que Andalucía ocupe un lugar postrero en gasto sanitario per cápita por habitante, que haya recortes presupuestarios ya que la sanidad es un derecho universal y no un negocio. No podemos consentir las exclusiones sanitarias a grupos de población como inmigrantes irregulares, las privatizaciones que encarecen los costes del sistema sanitario y empeoran la calidad de las prestaciones, la falta de cohesión y coordinación del sistema nacional de salud y la ausencia de mecanismos efectivos de participación social y de los profesionales en el control y la gestión del sistema sanitario.

Y para ello recordaron estos principios de la Doctrina Social de la Iglesia: tener en cuenta la dignidad de la persona, una economía al servicio del desarrollo integral de la persona y que la comunidad política garantice la realización de los derechos de sus ciudadanos , entre ellos el derecho a un trabajo digno, estable y decente. De ahí que proclamaran que la salud es un regalo que debe ser cuidado de tal manera que responda a esa dignidad de haber sido creada por Dios. Ese regalo hay que conservarlo, defenderlo contra agresiones y amenazas y crear las condiciones adecuadas para su desarrollo y protección, reconocerlo como un derecho, cuidarlo y mantenerlo como tal valor en las distintas situaciones en las que se pueda encontrar la persona.

Como cristianos y cristianas,consideran que no pueden desinteresarse de algo que atañe tan directamente  a la vida y a la dignidad de la persona como es la salud, y sienten que se les pide una lucha profética que clame contra las injusticias sanitarias; una lucha por crear políticas de salud que vayan en beneficio de todas la personas, pero sobre todo de las más débiles.

Desde la Iglesia, opinan, tenemos el deber y el derecho de intervenir en los problemas y más cuando está en juego la salud y los derechos de enfermos y sus familias, así como de las condiciones laborales de los trabajadores. También admiten que no pueden silenciar aquella voz sino recogerla como un desafío para nuestra acción pastoral  Sin duda, las situaciones que violan los derechos humanos no son fruto del azar. Provienen de la conducta de las personas que las provocan, o las admiten, o no las corrigen. A partir de cuanto ha hecho y ha dicho Jesucristo, el menor gesto solidario adquiere una nueva perspectiva:”Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mt. 25,40). Defender los derechos de las personas y de los pueblos es para la Iglesia de Jesucristo, fundamentalmente, un deber de fidelidad y obediencia a su Maestro.

En su opinión, es necesario abrir el diálogo con el conjunto de la sociedad, incluyendo las asociaciones de usuarios y Mareas Ciudadanas, y con los representantes de los trabajadores de la Sanidad. Hasta que eso se produzca, llamamos a la población andaluza a seguir movilizándose en defensa de la Sanidad Pública, una de nuestras mayores conquistas, con la esperanza de llamar la atención de todos, tocar la conciencia de cada uno, y provocar un cambio de actitudes, una conversión, de quienes por acción u omisión tienen alguna responsabilidad de que existan las situaciones antes descritas.

Y con esta acción de gracias al Padre hacen suyas las palabras del Papa Francisco: “Hay algo que es claro, no podemos seguir dándole la espalda a nuestra realidad, a nuestros hermanos, a nuestra madre la tierra. El mundo es algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso que contemplamos con jubilosa alabanza” (LS, nº 12).

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