Después de las vacaciones, en este comienzo de curso, lo más seguro es que empiecen a acumularse reuniones en la agenda; reuniones de todo tipo: eclesiales, sociales, de trabajo, vecinales, sindicales o de partido… Es importante que sirvan y, sobre todo, si son de cristianos –el equipo, la parroquia, un grupo de vida o comunidad…– que sean reuniones cristianas. Que pongan a Cristo en el centro. Frente al individualismo, nuestra “reunión” tiene que ser otra cosa.
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