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Centenario de Tomás Malagón

14 marzo 2017 | Por

Centenario de Tomás Malagón

Hoy, 15 de marzo, hace cien años que nacía, a las cinco de la mañana, en la calle de los Silos de Valenzuela de Calatrava (Ciudad Real) Tomás Malagón Almodóvar. Nacía en un pequeño pueblo de una provincia, por entonces, “olvidada”, hijo de Marcelino y de María. Nacía en el seno de una familia grande, humilde y trabajadora, bulliciosa y alegre, dedicada a las tareas agrícolas, en un régimen casi de “cooperativa familiar”, y en ella crece hasta que marcha al seminario cuando contaba once años de edad.

El 14 de enero de 1954 asume la consiliaría nacional de la HOAC viendo -en sus propias palabras- “en este nombramiento, la realización de un sueño: mi vida de sacerdote dedicada por entero al apostolado obrero”. Don Tomás, como le conoceremos en adelante en la HOAC, renuncia a una vida cómoda a cambio de un futuro incierto, por fidelidad a la palabra dada a Dios: su compromiso con Dios en la clase obrera. Lo dejó todo para trabajar “con cuatro obreros”.

La HOAC, y la Iglesia española, le debe mucho a don Tomás y todo será poco para pagar el bien que hizo y sigue haciendo en ella. Su aportación fundamental fue la formación de militantes obreros cristianos, surgida de la convicción de la dignidad del obrero y de la afirmación de que solo él, solidariamente con el resto de sus hermanos, podía ser artífice de su propia liberación. Una aportación que surge también de la convicción de que era necesaria una formación cristiana que no alejase al trabajador de su medio y su cultura, y que le dotase de una conciencia obrera cristiana.

El Plan Cíclico (hoy Plan Básico de Formación Cristiana) piedra angular de la formación hoacista, y del laicado adulto de la Acción Católica especializada ha servido y sigue ayudando a que la HOAC sea un verdadero puente entre la Iglesia y el mundo obrero.

Pero don Tomás nos dejó también la escuela de una manera concreta de ser consiliario, acompañante cercano a la vida de los militantes, acogedor de su vida, hombre de fe y oración, humilde y entregado. De don Tomás aprendimos también a amar -a veces en silencio obediente y doloroso- a la Iglesia, y de él supimos que lo cristiano no es, ni mucho menos, un añadido, sino el eje de nuestra existencia militante.

Hoy nos surge nuevamente el recuerdo agradecido, por su vida y su entrega a la HOAC, y este recuerdo se traduce necesariamente en acción de gracias; se traduce en nuestro compromiso personal y comunitario para que la HOAC siga siendo Iglesia en el mundo obrero, y todas y todos sus militantes seamos transparencia de Dios en medio de la vida de los hombres y mujeres del mundo obrero.

Gracias, don Tomás. Aquí seguimos, intentándolo cada día, con la ayuda de tantas hermanas y tantos hermanos que han ido abriendo este camino. Espérenos, seguiremos encontrándonos cada mañana, en el altar.

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Libros de Ediciones HOAC.
■ Huellas de Tomás Malagón en la Iglesia de ayer y de hoy.
■ Teología, fe y creencias en Tomás Malagón.
■ Tomás Malagón Almodóvar, biografía.
Encuesta y formación de militantes.

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