Sara Rodríguez-Borlado González • Defender la figura del trabajador y dignificar al agricultor es posible. La Asociación Subbética Ecológica lleva desde hace siete años demostrando que se puede impulsar un modelo de economía real que fomente un consumo responsable. La entidad defiende la economía del bien común, un modelo que pone a la persona en el centro en torno al que gira toda actividad.

Esta iniciativa da una vuelta de tuerca a la manera tradicional de consumo, fomenta la producción de productos ecológicos y, también, su posterior distribución mediante canales cortos y justos de comercialización. Demuestran, en los tiempos que corren, que la importancia del sistema se encuentra en la persona y en la responsabilidad de preservar el medio ambiente; todo ello desde la cercanía, mejorando la economía local y defendiendo los productos autóctonos de su tierra.

Su centro de actuación se encuentra en la comarca cordobesa, con sede en la localidad de Cabra, amplían su red de cooperación a municipios próximos. Desde la asociación aseguran que se han propuesto mantener una cierta cercanía y no abrir la producción mucho más para seguir impulsando la producción local y continuar fomentando las relaciones sociales.

Promueven una red de apoyo mutuo para que el intercambio de bienes y servicios no sea solo una comercialización, sino para que entre productores y consumidores se cree una «gran familia» que sostenga los valores comunes de proteger al medio ambiente, el compromiso social y la intención de tener una alimentación saludable. Ahora mismo, la asociación cuenta con 42 productores que trabajan diferentes tipos de bienes: frutales, productos hortícolas, pan, aceite, aloe vera… todos ellos han decidido trabajar su tierras como toda la vida, utilizando la huerta tradicional que ayude a preservar el medio ambiente, por lo que no utilizan pesticidas ni ningún otro producto que pueda tener impacto ambiental alguno. Así la producción vuelve su vista a atrás, acercándose de nuevo a los ciclos de cultivo, a los alimentos de temporada; la asociación ha creado un calendario que recuerda las frutas y hortalizas propias de cada época del año, ya que cada vez es más común encontrar de todo en el supermercado.

La entidad llevaba años forjándose, asegura Rafael Arroyo, secretario de la misma, pero fue a partir de julio de 2009 cuando se constituyeron como tal, su evolución fue increíble desde el comienzo. Hoy en día, alrededor de 350 familias han visto en este tipo de comercio, la oportunidad para consumir alimentos de calidad que no dañen al ecosistema pero que, además, les ayude a mantener una alimentación saludable. Asimismo, gracias a esta asociación, los hortelanos del municipio de Cabra y de otros próximos, han podido volver a trabajar la huerta como se hacía en los años 80, antes de que la especulación del mercado les forzara a recibir unos ingresos ínfimos por su trabajo diario. Esta fue la principal fuente de inspiración de la asociación, devolver la dignidad a los obreros del campo, para que agricultores y ganaderos reciban lo que merecen por sus cuidados diarios, para dar una salida digna a sus productos; todo ello bajo un modelo agroecológico que a su vez ayude a preservar el medio ambiente.

No hay que olvidar que, además, trabajan día a día por difundir este modelo de relaciones impartiendo cursos, ya que son pioneros en utilizar la Economía del Bien Común y la primera empresa agroalimentaria de España. Asimismo, «una vez al mes celebramos el Ecomercado en Córdoba», afirma Rafael Arroyo. Ni la lluvia ha conseguido frenar las ganas de demostrar que otro tipo de mercado basado en un modelo de economía distinto se puede llevar a cabo.

En el centro de Andalucía se está moviendo una alternativa de consumo y, ¿cómo funcionan? Semanalmente los productores crean una cesta de productos ecológicos que es recogida en la misma explotación por los consumidores socios de la iniciativa, así eliminan los intermediarios, favoreciendo a crear relaciones entre ambos y al reconocimiento de un precio justo por los productos consumidos. Asimismo, Rafael comenta que cuentan con socios mayoritarios que demandan sus productos ecológicos como restaurantes, comedores para guarderías, tiendas… unos 50 socios que creen en una alimentación saludable para ellos y para el mundo.

Esta iniciativa sirve de ejemplo y de modelo a seguir para hacer frente a los cánones de mercado que vienen impuestos en la sociedad actual. Es un ejemplo de humanidad y de compromiso social, se puede pasar a la acción desde lo pequeño, desde lo local; una muestra de cambiar la realidad, desde lo que uno conoce. Colocando a la persona en el centro de mira, reconociendo y respetando el trabajo diario, dignificando el papel del trabajador aunque, intenten hacer ver que cada vez vale menos. Pero, sobre todo, desintegrando los eslabones de la cadena mercado para volver a las relaciones sociales, fuente elemental para valorar el trabajo ajeno; ya que al llenar el carro en el supermercado no se es consciente de lo que hay detrás de cada producto, pero, además, tampoco se reconocen los precios desorbitados que se pagan por cada uno y de lo poco que se tiene en cuenta el trabajo diario de las personas que cuidan diariamente los mismos.

Asimismo, iniciativas como esta hacen ver lo nocivo que es el sistema con el medio ambiente y la necesidad de un modelo ecológico que, acercando a los vecinos, mira atrás para regresar al tipo tradicional de explotación agraria y ganadera; cuando las repercusiones en el medio ambiente y en la salud no eran tan perjudiciales. Un modelo económico que ofrece una distribución distinta de riqueza, un mercado transparente que defiende un precio justo y reduce el impacto ambiental para preservar el mundo como un lugar saludable, sostenible y más humano.