La celebración de la Navidad está llena de paradojas, como bien refleja nuestro colaborador MiCruz en apenas unos trazos llenos de intención, poesía y denuncia. El ruido de una fiesta secuestrada por el consumismo puede hacernos perder de vista su sentido profundo: el Hijo de Dios nace en un humilde establo, en una familia de trabajadores pobres para mostrar al mundo que el amor es la fuerza que tienen los débiles y excluidos para lograr su propia liberación y construir su propio proyecto de felicidad. « Y la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros » (Jn 1, 14); « A todos los que le recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios » (Jn 1, 12).