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José Vicente Granado, alcalde de Pescueza (Cáceres): «Hace falta una reforma local, pero no ésta»

01 agosto 2014 | Por

José Vicente Granado, alcalde de Pescueza (Cáceres): «Hace falta una reforma local, pero no ésta»

Pescueza (Cáceres) es un municipio de 168 habitantes. José Vicente Granado dejó la ciudad para apostar por el futuro de su pueblo. Lleva ya dos legislaturas ejerciendo como alcalde. Se enorgullece de haber puesto a su pueblo «en el mapa» gracias, entre otras muchas actividades, a un festival de música al que acuden unas 10.000 personas. En esta entrevista comparte su visión sobre la política municipal y su opinión sobre la reforma de la administración local.

–Trabaja como educador social de la asociación Anagénesis, que cuenta con varios pisos para menores con problemas de conducta, pero también hace de alcalde. ¿Por qué?

–En 2006 decidí venir a mi pueblo. Por el amor a la zona rural, a los pueblos, por haber sido mi casa… Compañeros y amigos me animaron a presentarme a la alcaldía con el PSOE. Presentamos una candidatura a las elecciones de 2007. Esto es muy democrático porque aquí se vota a la gente, independientemente de los partidos, y no se tiene tanto en cuenta la ideología. Me volví a presentar en el 2011 y volvimos a salir. En la pasada legislatura también fui presidente de la mancomunidad de Rivera de Fresnedosa.

–¿Cuál era su programa electoral?

–Movidos por el amor al pueblo y a las zonas rurales, viendo que los pueblos se están despoblando, que las poblaciones envejecen y los jóvenes se van –o se iban, antes de esta crisis– a las ciudades en busca de trabajo y más dinero, nos presentamos con dos objetivos: asentar población generando proyectos emprendedores e ilusionantes, utilizando los recursos del municipio, como son las energías renovables, el turismo alternativo y la dependencia; y atraer gente a las zonas rurales, nuevos pobladores, ya que en los pueblos de Cáceres hacen falta nuevos vecinos que tengan niños. Cuando llegamos habían pasado 17 años, sin nacer un niño y con el colegio cerrado.

–¿Qué ha conseguido en este tiempo?

–Conseguimos montar proyectos para dar a conocer el municipio, a través de buen marketing para explicar que aquí había recursos y queremos seguir teniendo futuro si aprovechamos nuestras potencialidades y la gente hace de ellos un proyecto de vida. En la primera legislatura se crearon dos huertos solares y también un Centro de Día para mayores. Nos unimos en asociación para que fuera la misma gente del pueblo la que se encargue de su gestión y sean los socios los que decidan qué empleos hay que crear. Creamos también la asociación de amigos de Pescueza para centralizar todos los servicios para los mayores: el centro de día, la ayuda a domicilio, el servicio de lavandería y el de podología, con cinco puestos de trabajo. Montamos un evento, «el festivalino», para intentar conjugar la tradición de los municipios y su cultura rural con lo moderno y la música actual. Es un altavoz, un reclamo y hacemos partícipes a los vecinos. En un municipio donde el 65% de la población tiene más de 60 años, no se les pueden pedir muchas cosas a los vecinos, pero sí que algo pueden aportar. Pensamos en montar un festival centrado en nuestras tradiciones y pedimos a los mayores que fueran los monitores de los diversos talleres. Para que la gente quisiera venir, pensamos en la música. Contactamos con grandes grupos, artistas y presentadores. Empezamos con la gente de los Grupos Asociados de Trabajo Sociocultural, con Toni Aguilar, un locutor de radio, la Oreja de Van Gogh, Manu Carrasco, Soraya Arnela, «El Pescao»…, y conseguimos que tuviera mucho auge.

–«El festivalino», entonces, es más que conciertos…

–El festival también se compone de charlas, talleres y de gestos, en este caso, en beneficio de la naturaleza. Así que plantamos árboles y creamos bosques. Les ponemos el nombre de los artistas que vienen. Ellos mismos y la gente que atraen se implican. Vamos por la séptima edición. Acuden 10.000 personas, los medios hablan de nosotros y podemos sensibilizar sobre el medio rural y nuestras posibilidades. Así es como familias «neorrurales»•o «nuevos pobladores» han venido aquí. Hay una familia de Madrid que se ha venido a crear una empresa de turismo alternativo y ahora gestionan el albergue municipal que hemos puesto a su disposición, tienen coches eléctricos, talleres de cosmética natural…, y ¡han tenido familia! También contactamos con otra familia que ha montado unas rutas de navegación con barcas ecológicas, eléctricas.

–Se dice que la Ley de la Administración Local pretender poner fin al endeudamiento de los ayuntamientos, ¿qué opina al respecto?

–La mayor deuda no procede de las administraciones locales sino de otras entidades superiores. En todo caso, son los Ayuntamientos de Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia los que tienen la mayoría de la deuda de las entidades locales. Los pequeños municipios, en su mayoría, están saneados, pero han querido vendernos la idea de que hemos derrochado el dinero. Pescueza no tiene más que una persona contratada en el Ayuntamiento con dinero de fondos propios, tampoco hay piscina, porque no nos lo podemos permitir. Tenemos un gran impulso gracias a los huertos solares que han generado ingresos tanto por las licencias de obras como por el canon urbanístico. Dependemos de los convenios que podemos firmar con la Diputación y la Junta de Extremadura. Nuestra idea es no derrochar: un festival que podría costar 200.000 euros lo hacemos por 18.000 o 20.000 euros. La mano de obra es voluntaria y los que vienen lo hacen con una actitud muy solidaria. Todo lo que hemos hecho con las ayudas de la diputación o la Junta de Extremadura ha sido generar recursos, como son el albergue y el centro de día, que efectivamente han sido construidas por otras administraciones, para ponerlos al servicio de familias que quieran explotarlos y hacerlos sus proyectos de vida. Cuando viene gente nueva, al municipio, no ofrecemos ni una casa gratis ni un trabajo, solo tratamos de posibilitar que la gente pueda llevar a cabo su proyecto. Facilitamos las cosas para que tengan la mínima burocracia, les explicamos los pasos que tienen que dar y les ayudamos en lo que podamos… Así hemos creado un paquete turístico muy interesante que genera trabajo y dinamismo grande.

–¿Hay escuela en el pueblo?

–El ratio para una clase unitaria ha subido a nueve. Se lo hemos pedido a la Consejería porque tenemos niños de tres años que tienen que ir a Coria en autobús para ir al centro escolar, pero nos han dicho que no hay presupuesto.

–¿Es más difícil entenderse con otra administración superior si está gestionada por otro partido político?

–Todavía, por desgracia, es así. Es verdad que no te miran igual. Nosotros hemos conseguido cosas, aun así. Nuestros proyectos son viables y lo justificamos todo. Todavía no hemos aprendido a actuar con sentido más democrático. Si hay gente que lucha, que apuesta por el desarrollo de los pueblos, habría que colaborar más eficazmente.

–¿Cómo les han afectado los recortes en dependencia, en sanidad…?

–En el apartado de dependencia, nos han mantenido las siete plazas que teníamos y no ha habido recortes. Sí ha desaparecido la Ayuda a Domicilio. Ahora los abuelos pagan íntegro su coste. Hay un médico y una enfermera que vienen diariamente, ahora cuando hay bajas, no se cubren. En año y medio, nos hemos quedado sin médico tres veces.

–Usted ha sido presidente de una mancomunidad de municipios, ¿se refuerzan o se debilitan con la reforma de la administración local?

–Hace falta una reforma de la ley local para asegurar la financiación justa de los servicios que son competencia exclusiva de los ayuntamientos. Actualmente lo que ocurre es que somos subvencionados para prestar esos servicios. Se ha comprobado que la administración más cercana a los ciudadanos somos los ayuntamientos y somos más eficaces, porque conocemos mejor la realidad de nuestros municipios. Hace falta una reforma pero no esta reforma. Desde luego, hay que reestructurar los servicios, pero no quitarlos todos. No tiene sentido que sean las diputaciones las que se encarguen de esos servicios. Si no fuera por las mancomunidades, no habría, por ejemplo, una trabajadora social que viene un día a la semana a Pescueza, no se recogería la basura, no habría oficina de igualdad, no habría parque de maquinaria, ni gestores culturales. Eso es inviable para un municipio, pero sí lo es gracias a las mancomunidades. Las Diputaciones no tienen fuerza, ni capacidad técnica para hacerlo. Al final, veremos que las diputaciones sacarán a concurso los servicios para dárselo a empresas. Las empresas que antes se dedicaban a la construcción se quedarán con estos servicios, ya está pasando con los hospitales, con la ayuda a domicilio, la limpieza… Son empresas que tienen poder para concursar a la baja. En vez de tener cinco trabajadores en la mancomunidad habrá tres y medio… Es un camino para privatizar los servicios, puede que sea más barato pero será a costa del servicio.

–¿Cómo es el ambiente en el pueblo en la actualidad?

–La gente está contenta aunque sabemos que la política no es fácil. Intentamos no ser partidistas, ser prudentes. Es fácil implicarse en la vida de los demás, no es ese individualismo y anonimato de la ciudad. La prueba está en que «el festivalino», que genera ruido, tráfico, incomodidad a la gente, es muy bien acogido y la gente se alegra de que Pescueza salga en el mapa. Hacemos una «batukada» que puede ser seguida por 3.000 personas en ese momento, y los mismos abuelos salen a la calle como si fuera la procesión del santo. Algunos de ellos son los que explican cómo se hacía la matanza, cómo se usan los rastrillos… Ese fin de semana, colaboran entre 60 y 70 personas.

 

Noticia publicada en NN.OO. nº 1.562 de agosto de 2014.

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