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4º Domingo del Tiempo Ordinario (28 enero 2018)

Iglesia

4º Domingo del Tiempo Ordinario (28 enero 2018)

25 enero 2018

Nuestra propia incoherencia es el mayor obstáculo a la fe, al encuentro de los otros con Jesucristo y, sin duda, el mayor escándalo. ¡Cuántas veces hemos tirado de excusas fáciles para camuflar la verdad de nuestra vida! La llamada se hace respuesta con fidelidad y entrega, sin falsas excusas, en lo cotidiano y concreto de nuestra existencia. Dios apuesta por nosotros. ¿Queremos hacer de su mensaje la norma de nuestra vida?

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Fernando Rivas: «El cristianismo es fruto de consensos entre tendencias muy plurales»

Colaboraciones

Fernando Rivas: «El cristianismo es fruto de consensos entre tendencias muy plurales»

24 enero 2018

José Luis Palacios | Este profesor de Teología en la Universidad Pontificia Comillas, especializado en los orígenes del cristianismo acaba de publicar en Ediciones HOAC, Cuando el cristianismo era joven. Vivir, pensar y actuar desde los orígenes de la experiencia creyente. Es consiliario de la Acción Católica Obrera en Madrid y pertenece a la Asociación Internacional de Patrística y a la Asociación Bíblica Española.

¿Qué interés puede tener en la actualidad leer y aprender de los llamados Padres y Madres de la Iglesia?

Aunque son múltiples las ventajas, destacaría las siguientes: acercarse a las fuentes más cercanas a los orígenes cristianos, si excluimos los evangelios; encontrarse con una tradición propia, riquísima en todos los aspectos (literarios, espirituales, teológicos…); descubrir una pluralidad inaudita de vivir el cristianismo, y tener una especie de antología de los mejores textos. Más no se puede pedir.

¿Corremos el riesgo de convertir aquel «cristianismo joven» en una idealización? ¿Qué similitudes y diferencias hay entre aquel cristianismo de los orígenes y el del siglo XXI?

Hoy se dispone de multitud de fuentes, algunas relativamente recientes como los textos de Qumrán o de Nag Hammadi, y nuevas investigaciones, especialmente las llevadas a cabo en países anglosajones o centroeuropeos y en ámbitos universitarios, para salir de este «mito fundacional».

Toda comparación es odiosa, y esta con mayor motivo. Sin embargo, entre los parecidos resaltaría el hecho de que el cristianismo se está convirtiendo, sobre todo en nuestras sociedades occidentales, en un fenómeno minoritario, la importancia de las pequeñas comunidades, el carácter plural de vivir el cristianismo, la centralidad de la experiencia de encuentro con Jesús y los procesos de iniciación a la fe. Entre las diferencias: un mayor individualismo, una menor exigencia, sobre todo en la iniciación, una actitud menos contracultural y una menor confianza en el tesoro que se nos ha regalado. En cualquier caso, deberíamos evitar los tópicos: orígenes cristianos maravillosos frente a una actualidad penosa, porque no todo lo que brillaba era oro.

Insiste usted en señalar el aspecto contracultural, innovador y fructífero del cristianismo de los primeros siglos. Sin embargo, también hubo sus dificultades, divisiones, resistencias y conflictos.

En cuanto a las creencias básicas compartidas, los conflictos fueron sin duda mucho más graves que los que hoy podemos tener: se jugaba lo esencial del cristianismo, y nosotros nos basamos en lo que ellos y ellas acordaron (credo). En relación a las prácticas, algunas, como las comunitarias (sacramentos e instituciones eclesiales), en la actualidad continúan más o menos igual, aunque en otras, como la incidencia de la cultura o los sistemas políticos y culturales dominantes, creo que hoy son más complejos y difíciles de afrontar. Hay que decir, sin embargo, que hoy jugamos con ventaja porque tenemos ya un recorrido que ellos no tenían.

¿Cuáles diría que son las constantes que ha mantenido el cristianismo a lo largo de los más de 2.000 años de historia?

La primera y principal, mantener viva la memoria de Jesucristo, que nos mostró cómo era el Padre (Abba) y su Espíritu. Hacer experiencia de esta vida plena expresada en el reino por medio de sus signos en nuestra historia, especialmente el amor compasivo por quien más lo necesita. Hacer presente esta vida en su palabra, escrita en nuestros corazones y en los Evangelios, celebrada comunitariamente en el bautismo y la eucaristía. Vivirnos como pueblo de Dios en medio del mundo. Y así multitud de elementos, porque es muchísimo más lo que nos une que lo que nos separa.

Las primeras comunidades iban respondiendo a las necesidades de su tiempo utilizando los recursos a su disposición… ¿Cómo lograron preservar la unidad en la pluralidad y la fidelidad en la innovación?

Con muchas dificultades, y no siempre con éxito. En realidad, y al menos para los dos primeros siglos, sería más correcto hablar de cristianismos en plural, porque hubo tal diversidad en aspectos teológicos centrales (quién era Jesús, cómo era su relación con el Padre, qué entendían por el Espíritu Santo) y prácticas comunitarias, que a veces sorprende cómo fueron capaces de llegar a acuerdos tan arriesgados. De hecho, el modo de cristianismo que sobrevivió, el que denominamos como «católico» («tendente a la totalidad») es el fruto de numerosos consensos entre tendencias muy plurales, pero conscientes de que su unidad estaba basada en la experiencia de Jesucristo, Hijo de Dios, y era fruto en gran medida del Espíritu.

Los cristianos fueron netamente contraculturales en la concepción del trabajo. ¿A qué se refiere exactamente? ¿Sigue siendo la concepción cristiana contracultural hoy en día?

En la Antigüedad, el trabajo tenía un carácter claramente negativo. Su propia etimología (tri-palium, instrumento de tortura) así lo atestigua. Era realizado por los estamentos inferiores y visto como algo denigrante para la persona. Frente a esta valoración, el cristianismo, en consonancia con su matriz judía, consideró el trabajo como participación en la obra creadora de Dios, un medio de construcción social y formación de la persona, e incluso una manera de poder contribuir a las necesidades de los pobres. Muchos de estos elementos han sido recogidos por la sociedad civil, otros, como la colaboración en la creación o la articulación social y personal, deberían ser reivindicados en una sana «teología del trabajo», y otros deberían ser modulados y cuestionados por cuanto que no todo trabajo contribuye a estos fines, sino solo aquel realizado en condiciones dignas y justas. Como en todos los casos, contextos diferentes obligan a reflexiones y prácticas diferentes.

¿A qué se debe la escasez de Madres de la Iglesia?

El mundo antiguo fue un mundo centrado en el varón y machista. Las mujeres no podían acceder ni siquiera a la educación primaria, y solo en un escasísimo número de casos, especialmente mujeres de un estatus social superior, pudieron acceder a la escritura. El que haya algunas Madres de la Iglesia, en un número mayor al que hay dentro del mundo clásico grecorromano, ya es prácticamente un milagro histórico, debido en gran medida a la autoridad moral que adquirieron gracias a sus prácticas (como es el caso de las mujeres ascetas o mártires), la excelencia de su pensamiento o su propia vida.

¿Cómo se explica que aquella religión tan distinta e innovadora sea vista en la actualidad por sectores de la sociedad, incluidos buena parte de los intelectuales y políticos, como reaccionaria, machista e inmovilista?

En primer lugar, porque han pasado muchos años, casi dos mil, y muchas de las críticas se refieren a valores y prácticas que hemos abandonado.

En segundo lugar porque en ocasiones tienen razón: la Iglesia, que fue avanzadilla para muchas innovaciones sociales, se ha dejado atrapar por la inercia y el peso de los años y ha caído en aquello que condenó. Bienvenidas sean esas críticas si son reales y nos recuerdan nuestro proyecto.

En tercer lugar, y siento ser incómodo, porque es mucho más fácil meterse con una institución sin ninguna capacidad de presión o condena, que con los problemas de fondo producidos por el capitalismo, el poder de manipulación de los medios u otras instituciones religiosas que reaccionan con mayor virulencia a los ataques. Es más cómodo hacer leña del árbol caído.

¿Cuáles serían a su entender las claves de futuro que debería atender la Iglesia católica?

Yo me muevo relativamente bien entre los siglos I y V d. C., para el resto me siento como un vidente con su bola mágica.

Preveo varios escenarios posibles: uno primero donde el mundo occidental intentaría cooptar el cristianismo para sus proyectos particulares, (una especie de neocristiandad promovida por sectores neoconservadores no siempre cristianos. En algunos casos es ya una realidad, sobre todo frente a un Islam en crecimiento. Esto, que sería muy atrayente para la Iglesia del primer mundo, entraría en colisión con el catolicismo de los otros países.

En segundo lugar, una apuesta por una refundación del catolicismo a partir de pequeñas comunidades dispersas y plurales, casi como una vuelta al monacato primitivo, capaces de resistir la influencia del capitalismo globalizado 2.0, intuición que está bajo el creciente auge de ciertos movimientos eclesiales y que, aun con sus aportaciones, abandonaría a la mayoría de la gente que no se integre en estas pequeñas comunidades a una especie de soledad profunda y orfandad planificada.

Otro tercer escenario, que es el que tiene más visos de darse en mi opinión: una Iglesia a dos velocidades y con dos direcciones. Por un lado un sector fundamentalista, fruto en gran medida de la sociedad a la que critican, deseoso de volver a unos años pasados «idealizados», con unas prácticas y teorías obsoletas, pero que pueden dar sentido de identidad y pertenencia momentáneas. Por otro lado un sector crítico, con propuestas más innovadoras y cercanas a la realidad de los grupos más progresistas (como en cuestiones de crítica social o papel de la mujer), pero con continuas dificultades identitarias dentro y fuera de la Iglesia.

Y entre medias, un amplio sector de creyentes indecisos con unas prácticas comunitarias en caída libre, sin una apuesta clara por ninguna de las tendencias anteriores. La correlación de fuerzas variaría dependiendo de los diferentes contextos sociales y eclesiales, con unos resultados muy diferenciados.

En cualquier caso las prioridades, como siempre han sido, deberían entrar por la opción por las personas más necesitadas, apuesta por la integración y la inclusión, crítica a todo lo que se oponga al Reino del Padre, centralidad de la experiencia de Jesús y apuesta por la vida comunitaria animada por el Espíritu.

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Callosa del Segura | Por una nueva cultura del trabajo

Convocatorias

Callosa del Segura | Por una nueva cultura del trabajo

22 enero 2018

La HOAC de Callosa del Segura (Alicante) convoca una primera conferencia “Por una nueva cultura del trabajo” el viernes 26 de enero a las 20h., en la Biblioteca Municipal, a cargo de Ester Calderón Gambín, licenciada en Periodismo, secretaria de Comunicación de CCOO PV y militante de la HOAC, quien abordará “Una mirada a la precariedad en el trabajo“.

La segunda conferencia será el jueves 1 de febrero, a las 20h., en la casa parroquial de San Martín y versará sobre “La preocupación de la Iglesia por la realidad laboral“. El ponente será José Miguel Hernández Zaragoza, licenciado en Economía, profesor del seminario diocesano de Orihuela y Máster en Doctrina Social de la Iglesia.

La tercera y última conferencia será el jueves 8 de febrero, también a las 20h., e igualmente en la casa parroquial de San Martín. En esta ocasión se darán a conocer “Experiencias de trabajo decente” mediante los testimonios de Francisco M. López Vidal, de Traperos de Emaús de la Región de Murcia, Dollors Ballester y Manuel Gómez, ambos de la cooperativa de trabajo Ángeles de San Miguel.

Alicante | El papa Francisco y la construcción de otro mundo posible: #TierraTechoTrabajo

Convocatorias

Alicante | El papa Francisco y la construcción de otro mundo posible: #TierraTechoTrabajo

22 enero 2018

La HOAC de Alicante, junto con las Comunidades de Vida Cristiana, la Mesa Interreligiosa de Alicante y las Comunidades Cristianas Populares, ha organizado un ciclo de encuentros sobre la aportación del papa Francisco en la construcción de otro mundo posible, a partir de su constante preocupación por las tres T: “Tierra, techo y trabajo”.

El primer encuentro será el viernes 26 de enero a las 20 horas en el salón Monforte del Centro Loyola de Alicante, con la intervención de Charo Castelló, militante de la HOAC de la diócesis de Seborbe-Castellón, expresidenta del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) y miembro del comité organizador de los Encuentros Mundiales de Movimientos Populares con el Vaticano y Héctor Illueca, miembro del Frente Cívico Somos mayoría.

El segundo encuentro está previsto para el jueves 22 de febrero, en una mesa de diálogo Iglesia-Movimientos populares, más amplia en donde participarán Yolanda García, del colectivo Las Kellys (Benidorm-Marina Baixa) Joaquín Sánchez, cura de Murcia, miembro de la HOAC y la PAH, y José Navarro, vicario episcopal de la zona de Alicante. Entidades como Soberanía alimentaria PV, Agricultura ecológica, Mercat Arrels, Som energía o Fiare han sido invitadas a presentar e informar antes de la mesa redonda, a modo de feria, de la labor que están llevando a cabo y los cauces de colaboración que mantienen abiertos.

La caridad ha de ser justa

Colaboraciones, Iglesia

La caridad ha de ser justa

22 enero 2018

José García Caro | Ya en el siglo XIX, se planteó una objeción a la actividad caritativa de la Iglesia, «los pobres no necesitan obras de caridad, sino justicia». Una objeción que, en la parte de verdad que tiene, admitimos mayoritariamente los cristianos y la misma Doctrina Social de la Iglesia.

Si desde fuera se nos dice, que hace falta más justicia y menos caridad, y, desde dentro, reivindicamos una caridad justa y una caridad amorosa, quiere decir que hay expresiones de la caridad que han perdido su referencia al amor de Dios y hay expresiones de la justicia que han perdido el respeto a la dignidad de las personas.

Cuando el «mercado» decide. El problema no se reduce a que haya habido personas, creyentes o no, que han confundido la caridad con la limosna, sino especialmente que la economía ha pervertido la justicia y, de camino, la cardad. Si la justicia, es «dar a cada uno lo suyo», habrá que determinar lo que corresponde como «suyo» a cada uno, sean personas o colectivos, y organizar esa distribución. Cuando esta función se confiere al «mercado», la justicia se reduce a «lo legal y promulgado por el Estado» y la caridad a «la disposición de las personas sensibles a las necesidades del prójimo».

La limosna se hace rentable. El siglo pasado, se trató de afrontar los «desajustes» del sistema, transfiriendo la «asistencia», ejercida por los «filántropos», al Estado, configurado como «Estado asistencial o benefactor» y más tarde como «Estado de bienestar». Su crisis ha radicalizado, hasta nuestros días, la comprensión de la justicia y de la caridad del liberalismo original. Lo exigible en justicia se reduce a lo convenido y legislado, y la asistencia (servicios sociales) se transfiere a la iniciativa privada. Así, la limosna es rentable, porque desgrava fiscalmente.

Justicia y caridad al servicio del hombre. Hay otra forma de abordar la caridad y la justicia: poner como factor determinante de la producción y distribución de los bienes no el mercado, sino la persona, como centro y meta de toda la actividad económica, al tiempo que se toma en consideración el proyecto de Dios para la humanidad.

Desde aquí, la Iglesia, insiste en que el amor cristiano es la forma de la justicia. El amor no se opone a la justicia, sino que la orienta, la estimula y es su matriz y su impulso. El amor (caridad), si es auténtico, lanza a la justicia más allá de sus propios límites, más allá de lo «debido», y nunca la rebaja ni la sustituye.

En consecuencia, desde la fe cristiana, lo primero es «cumplir con las exigencias de la justicia, para no dar como ayuda de caridad, lo que ya se debe por razón de justicia» (Apostolicam actuositatem, 8). Mas, el amor cristiano y la justicia no se pueden separar, porque «el amor implica una exigencia absoluta de justicia, es decir, de reconocimiento de la dignidad y de los derechos del prójimo, y la justicia, a su vez, alcanza su plenitud interior en el amor» (Sínodo de los Obispos, 1971). La justicia es inseparable de la caridad porque, «la caridad exige la justicia, el reconocimiento y el respeto de los legítimos derechos de las personas y de los pueblo… y la caridad supera la justicia y la completa siguiendo la lógica de la entrega y del perdón» (Caritas in veritate, 6).

El Dios de la justicia y del amor. Cuando la Biblia presenta a Dios como «justo», está diciendo que la justicia es la manera de ser de Dios y que no puede ser de otra manera. Pero, además, quiere afirmar que la acción de Dios se orienta a que todo camine hacia la justicia.

Se trata de un Dios presente y activo en la historia humana, que se ha manifestado en un levantamiento de esclavos buscando su libertad; que, dentro del mismo pueblo, se pone del lado de los que sufren la injusticia y la opresión; que, lleno de amor, hace justicia a los indefensos y exige a los hombres la fe en Él y la justicia para con el prójimo.

Jesús profundiza las exigencias de amor al prójimo, plenamente cumplido en la práctica de la justicia, hasta equiparar el primer y segundo mandamiento, con lo que completa la predicación de los profetas que han unido el «conocimiento de Dios» con el «amor al prójimo» en una fraternidad universal. Por eso invitará a sus discípulos a amar de corazón a todos, incluido los enemigos. De esta manera, los hombres colaboramos con Dios en la reconstrucción de la justicia original. Solamente este amor gratuito y generoso puede dar la fuerza necesaria para hacer efectiva la justicia en el mundo. Jesucristo eleva la justicia a un nuevo grado en el que la igualdad se convierte en fraternidad.

Ni caridad sin justicia, ni justicia sin caridad. La justicia «la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido», se traduce en la actitud «de reconocer al otro como persona». Por lo tanto, no es una simple «convención humana», porque «lo justo no está determinado originariamente por la ley, sino por la identidad profunda del ser humano». Por ello, hay que superar «la visión contractual de la justicia, que es una visión limitada, y abrirla al horizonte de la solidaridad y del amor» (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, CDSI, 201-203).

Por su parte, la caridad, muchas veces limitada a las relaciones de proximidad en la actuación en favor del otro, debe ser reconsiderada en su auténtico valor de «criterio supremo y universal de toda la ética social». La convivencia humana resulta ordenada, fecunda en el bien y apropiada a la dignidad del hombre, cuando se funda en la verdad, se realiza según la justicia, (el efectivo respeto de los derechos y en el leal cumplimiento de los respectivos deberes), se realizada en la libertad (que corresponde a la dignidad de los hombres), y es vivificada por el amor, que hace sentir como propias las necesidades y las exigencias de los demás e intensifica cada vez más la comunión en los valores espirituales y la solicitud por las necesidades materiales (CDSI 204-205).

No puede haber amor, no se puede amar, sin asumir las exigencias de la justicia. Y no puede haber justicia si no es desde el amor que busca el bien mayor del otro. Por eso, el cristiano que vive su fe en Cristo como amor al prójimo, ha de comprometerse a luchar contra las injusticias y a estar del lado de los injustamente tratados, colaborando a su liberación. Y, por ello, a esta caridad se le ha llamado «caridad política».

Resumiendo, no se puede concebir una caridad, un amor, que se precie de tal, que no asuma las exigencias de la justicia como base de su realización, ya que todo amor busca el mayor bien para la persona que ama; ni se puede concebir una justicia, que no esté motivada por el amor, porque puede reducir a las personas a una unidad de derecho, sin tener en cuenta lo que verdaderamente le hace un ser humano.

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3er Domingo del Tiempo Ordinario (21 enero 2018)

Iglesia

3er Domingo del Tiempo Ordinario (21 enero 2018)

18 enero 2018

Cristiano es quien se esfuerza en construir su vida desde el seguimiento de Jesús poniendo a Dios Padre en el centro de nuestra vida, como hizo él; haciendo su voluntad, y no la nuestra. Seguirle es creer lo que creyó, dar verdadera importancia a lo que él se la dio, interesarse por lo que se interesó, mirar a las personas como él las miró, amar como él amó, confiar en el Padre como él confió, enfrentarse a la vida con la esperanza con que él lo hizo. Es irse haciendo hombres nuevos, mujeres nuevas, día a día, paso a paso.

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«Ni siquiera te despiden, te desconectan de la aplicación y ya está»

Colaboraciones

«Ni siquiera te despiden, te desconectan de la aplicación y ya está»

17 enero 2018

Elena Moreno | Ya es habitual ver por las calles de las grandes ciudades a decenas de repartidores de Deliveroo, cargados con enormes mochilas cuadradas. Se les conoce como riders que llevan los pedidos a domicilio. Pero, ¿en qué condiciones trabajan? Daniel, de 25 años, licenciado en Geografía y grado superior en Técnico de Sonido, nos cuenta su experiencia.

¿Cómo empezaste a trabajar para Deliveroo?

Llevaba tiempo sin trabajo. Me fijé en los repartidores que siempre veía con las bicis por Barcelona y que se reunían en una plaza cercana, así que le pregunté a una amiga que trabajaba con ellos y quise probar. Hará ahora algo más de un año. Rellené el cuestionario, realicé una sesión formativa de media hora y ya estaba dentro. Te tienes que dar de alta en autónomo y te activan en la aplicación móvil de la empresa.

¿Qué tipo de relación contractual tenéis con la empresa?

Para la empresa no somos trabajadores sino «colaboradores». Es un modelo que se llama economía colaborativa que se está extendiendo cada vez más y para el que existe un vacío legal al que se acogen estas grandes plataformas como Deliveroo, Glovo o Amazon (que quiere empezar ahora con este tipo de reparto). Se trata de un servicio rápido y barato porque se sustenta en la precarización de las condiciones de los trabajadores.

Antes de empezar a trabajar con Deliveroo tienes que pagarles 100 euros de fianza por el material, que consiste en una mochila para repartir, con publicidad de la empresa, un cargador y un soporte para el móvil. De esta manera, les entran trabajadores gratis (porque son autónomos) y, además, reciben de cada trabajador nuevo 100 euros. El negocio redondo.

¿Cómo son las condiciones laborales de los repartidores?

Las condiciones en general cuando yo entré son casi las mismas que ahora, aunque con algunos cambios importantes. Hay una plataforma web a la que accedes con tu usuario con un calendario semanal en el que aplicas las horas en las que puedes o quieres trabajar. Normalmente te aplicas unas 40 o 50 horas semanales. Pero ellos, según les convenga, te asignan luego las que quieren: a veces te dan 15, a veces 20… Nunca lo sabes. Además, estamos obligados a apuntarnos las horas de viernes a domingo de 8 a 11 de la noche, porque es cuando hay más demanda. Como autónomos deberíamos de poder elegir libremente nuestro horario, pero no es así, porque estamos obligados a trabajar siempre esas horas. Y, ¿qué pasa si no lo haces? Pues que a la semana siguiente estás castigado. De esta manera se cae un poco el mito que venden de la flexibilidad, porque al final es la empresa la que decide qué horas trabajas y cuáles no; son ellos los que te dan las horas que les interesan.

¿Y en cuanto al salario?

Cuando yo trabajaba las motos cobrábamos 8,50 euros la hora y las bicis 8 euros, incluido el IVA. La media de horas que te daban a la semana eran unas 20, porque tienen una plantilla brutal de trabajadores dispuestos. Hay que restar el IRPF, el gasto del autónomo y los gastos derivados de la bicicleta o de la moto… Al final, en neto se queda en 5€ la hora, o incluso menos.

¿Y es posible conciliar la vida personal, social y familiar con estas condiciones?

Pues es difícil. Cuando la mayoría de gente tiene tiempo libre, son los días que más trabajas. Eso afecta en todo. Por ejemplo un 24 de diciembre estás trabajando, o el día de Reyes te tienes que dejar la comida e irte a las 6 a trabajar hasta las 12 de la noche. Es un horario difícil de compaginar.

¿Qué pasa si alguno tenéis un accidente mientras estáis repartiendo?

Como tú eres autónomo, ellos se desentienden. Como no eres trabajador suyo sino «colaborador», no se hacen responsables. Como autónomo, si te matas o te rompes la pierna en un accidente laboral, es problema tuyo.

¿Cuál es el perfil de estos trabajadores?

Mayoritariamente son jóvenes de entre 22 y 30 años, pero también, cada vez hay más gente con familia, hijos, personas de 40 años, de 50 incluso. Hay compañeros que compaginan este trabajo con otros, pero para la mayoría este es su único ingreso.

¿Por qué decidiste abandonar la empresa?

Por el mes de marzo la empresa quiso cambiar el contrato. El cambio más importante era que en lugar de cobrar por horas pasábamos a cobrar por pedido: 4 euros el pedido. Cuando tú estás en la calle esperando un pedido estás trabajando, con la lluvia, el frío y lo que sea, no estás tranquilamente en tu casa. Eso ya no se tiene en cuenta.

A partir de ahí empezamos a organizarnos y reclamar que se nos reconociera como trabajadores de la empresa, porque es lo que somos, y que se nos asegurara un mínimo de horas. No hicieron ni caso. Finalmente, el nuevo contrato salió adelante. 11 compañeros y yo en Barcelona no lo quisimos firmar y, al negarnos, nos desconectaron de la aplicación y del programa (ni siquiera te despiden) y ya está: fin de la colaboración.

Y habéis llegado a denunciar a la empresa…

Sí, así es. Empezamos a organizarnos como trabajadores a través de la plataforma Riders x Derechos e iniciamos un proceso judicial para denunciar tanto el último contrato que nos querían imponer y demostrar que la relación con la empresa es como la de un trabajador más. Tenemos el juicio el año que viene, unos en mayo y otros en octubre o noviembre.

¿Hay más compañeros que han denunciado?

Sí, claro. Nos pusimos en contacto con compañeros de Valencia, Madrid, Zaragoza para que ellos también se organizaran y coordinar así huelgas, acciones, etc. El de Barcelona fue el grupo impulsor. En Madrid, dos compañeros que denunciaron, hace dos semanas han llegado a un preacuerdo con la empresa y les ha pagado, y mucho dinero por lo visto, para que no lleguen a juicio. Han querido callar las bocas para que no haya precedente.

¿Cómo te planteas el futuro?

Estamos trabajando en un nuevo proyecto muy ilusionante, siguiendo de este modelo de negocio pero con otras condiciones más dignas. Queremos crear una cooperativa de repartidores, enfocada hacia el consumo responsable, no a la comida rápida, el comercio de proximidad y el respeto a los derechos de los trabajadores. Queremos crear un empleo digno, que no explote a los trabajadores, y con criterios sociales y de sostenibilidad.

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El trabajo decente, la clave del desarrollo

Editoriales

El trabajo decente, la clave del desarrollo

15 enero 2018

¿Por qué el mundo del trabajo es la clave del desarrollo en el mundo global? Con esta pregunta el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral convocó a los sindicatos de todo el mundo a un encuentro con el Vaticano. Cita que contó con la participación de CCOO y UGT, junto con representantes de la Pastoral Obrera y de la HOAC. En los albores de la Cuarta Revolución Industrial, Iglesia y sindicatos han iniciado una etapa sin precedentes que tiene voluntad de continuidad.

El punto de partida[1] ha sido un diagnóstico crítico del mundo actual; recuperar la trayectoria del magisterio de la Iglesia en relación al trabajo y al desarrollo humano, con especial insistencia en las novedades y formulaciones de Laudato si’; plantear los principales desafíos globales; y esbozar algunas consideraciones sobre las respuestas sindicales en la lucha por la justicia.

Iglesia y sindicatos comparten preocupación por los niveles de desigualdad, con la amenaza del cambio climático y la rápida y descontrolada deriva a una economía digitalizada. Constatan los cambios impuestos mediante reformas laborales, que debilitan los derechos del trabajo y deterioran la vida de los trabajadores y de sus familias; la financiarización de la economía, que concentra la riqueza en pocas manos y la fe ciega en la tecnología, como solución a los problemas de la organización social. Como consecuencia, «el incremento de la robotización, el individualismo, la desigualdad, la precariedad, el desempleo masivo, la pobreza y el fenómeno de la exclusión y el descarte de las personas están poniendo la “casa común” en riesgo».

Se reconocen aliados ante la urgente necesidad de situar el trabajo humano «estructurador de la identidad personal y colectiva», como la clave de la cuestión social y la dignidad de la persona; fundamento para un nuevo paradigma ético, basado en los derechos, integral, inclusivo y sostenible. Y emplazan a empresarios y gobiernos «a hacerse cargo de los desafíos (…) actuar en solidaridad (…) con “trabajo, tierra y casa para todos”».

La aportación del papa Francisco, un imprescindible tratado sobre el profundo sentido cristiano del trabajo, ayuda a resolver dudas sobre el valor del trabajo pues «condiciona no solo el desarrollo económico, sino también el cultural y moral de las personas, de la familia, de la sociedad». En su pontificado, el trabajo es indispensable, irrenunciable e irremplazable para una vida buena y para el cuidado de la casa común. De ahí se explica la consideración de los sindicatos como instituciones esenciales para la construcción de sociedades más democráticas, basadas en los valores de la colaboración, el trabajo en red, la unidad, la solidaridad. Les anima a ejercer su liderazgo, con un impulso a su tarea profética (denuncia y conciencia crítica); a una constante innovación en sus formas de representación para incluir «a los más vulnerables del mundo del trabajo»; y a ejercer una solidaridad universal, que trascienda, proteja derechos, escape del individualismo y del consumismo, y cuestione el sistema.

La realización de este encuentro es un gran logro. El grado de interlocución, con representantes al máximo nivel, es un segundo aspecto a resaltar. El diálogo y los consensos alcanzados, un tercer aspecto relevante y antesala de una cuarta consideración: las implicaciones en el ámbito local, desde lo cercano, para la Iglesia, sindicatos, movimientos e iniciativas comprometidas con la dignidad del trabajo. Interpela a la Iglesia española a primerear –tomar la iniciativa– para hacer operativa esta alianza, siguiendo la estela del Dicasterio. Conviene recordar que los líderes sindicales han expresado, en estas páginas, su voluntad de compartir espacios de colaboración. La Iglesia, su Pastoral Obrera y sus movimientos especializados, han de ser consecuentes y acompañar los retos y desafíos del mundo del trabajo, con especial insistencia en la humanidad sufriente que provoca la cultura del descarte, y que podremos ayudar a cambiar con nuevas formas de pensar, de sentir, de actuar para ejercer la solidaridad activa entre todos y para todos.

[1] Tema del mes, Noticias Obreras, noviembre 2017.

***

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«El amor de comunión», nuevo cuaderno de Rovirosa

Kiosco

«El amor de comunión», nuevo cuaderno de Rovirosa

12 enero 2018

Ediciones HOAC y la Fundación Guillermo Rovirosa • Tomás Malagón publican un nuevo cuaderno de la vida del primer militante y fundador de la HOAC. En el número 10 de la colección nos presenta algunos textos de Guillermo Rovirosa acerca del Amor de Comunión. Disponible en la tienda online.

Comunión que brota del Amor, recibido y compartido. La vida en comunión con Dios y con las personas es posible no sólo en la intimidad personal o en el pequeño círculo familiar, sino también en la vida social, en la política y en la economía, en el ámbito laboral, en las relaciones comerciales…

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Índice
■ Prólogo.
■ Introducción.
■ Hay que salir de la vulgaridad religiosa…
■ …y optar por un cristianismo adulto.
■ La importancia del sentido comunitario.
■ El Amor de Comunión.
I. La lucha por la existencia.
 II. La colaboración por la existencia.
 III. La fuerza de los débiles.
   Pobreza.
   Humildad.
   Sacrificio.
■ Otros escritos.
 Las tres dimensiones del Espíritu de Amor.
 La dimensión social de la Comunión.
■ Epílogo.

Colección
10. El amor de comunión.
9. Cartas.
8. Testimonios.
7. La virtud de escuchar.
6. Derechos y justicia.
5. La vivencia de la Iglesia.
4. La cercanía al mundo obrero y del trabajo.
3. La vivencia de la mística.
2. Dialogando con Rovirosa.
1. La vivencia de la triple comunión.

Al mismo tiempo que el cuaderno nº 10, Ediciones HOAC ha editado una nueva Hoja Informativa sobre Guillermo Rovirosa, donde se da difusión a su pensamiento y escritos:

Más información
Para recibir información, enviar testimonios o comunicar agradecimientos, dirigirse a:

HOAC • Causa de Guillermo Rovirosa 
C/Alfonso XI, 4-4º. 28014 MADRID |
Tfno.: 91 701 40 80 | rovirosa@hoac.es

Si usted quiere ayudar a la Causa de canonización, puede hacerlo mediante giro postal a la dirección arriba citada o mediante ingreso en la cuenta ES98 2038-1816-20-6000453679.

2º Domingo del Tiempo Ordinario (14 enero 2018)

Iglesia

2º Domingo del Tiempo Ordinario (14 enero 2018)

11 enero 2018

De vuelta al ritmo cotidiano, ¡bendito ritmo!, las palabras de Guillermo Rovirosa nos enmarcan el “Orar en el mundo obrero” de esta semana: El militante cristiano es una persona que ha experimentado un encuentro personal con Jesucristo que vive resucitado en su Iglesia. Se trata de un encuentro desde el que toda la vida sufre un replanteamiento inevitable. Esto es la conversión. Un proceso que se inicia un día y que ya nunca termina (Rovirosa, OC, T.I. 403).

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