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«Ni siquiera te despiden, te desconectan de la aplicación y ya está»

17 enero 2018 | Por

«Ni siquiera te despiden, te desconectan de la aplicación y ya está»

Elena Moreno | Ya es habitual ver por las calles de las grandes ciudades a decenas de repartidores de Deliveroo, cargados con enormes mochilas cuadradas. Se les conoce como riders que llevan los pedidos a domicilio. Pero, ¿en qué condiciones trabajan? Daniel, de 25 años, licenciado en Geografía y grado superior en Técnico de Sonido, nos cuenta su experiencia.

¿Cómo empezaste a trabajar para Deliveroo?

Llevaba tiempo sin trabajo. Me fijé en los repartidores que siempre veía con las bicis por Barcelona y que se reunían en una plaza cercana, así que le pregunté a una amiga que trabajaba con ellos y quise probar. Hará ahora algo más de un año. Rellené el cuestionario, realicé una sesión formativa de media hora y ya estaba dentro. Te tienes que dar de alta en autónomo y te activan en la aplicación móvil de la empresa.

¿Qué tipo de relación contractual tenéis con la empresa?

Para la empresa no somos trabajadores sino «colaboradores». Es un modelo que se llama economía colaborativa que se está extendiendo cada vez más y para el que existe un vacío legal al que se acogen estas grandes plataformas como Deliveroo, Glovo o Amazon (que quiere empezar ahora con este tipo de reparto). Se trata de un servicio rápido y barato porque se sustenta en la precarización de las condiciones de los trabajadores.

Antes de empezar a trabajar con Deliveroo tienes que pagarles 100 euros de fianza por el material, que consiste en una mochila para repartir, con publicidad de la empresa, un cargador y un soporte para el móvil. De esta manera, les entran trabajadores gratis (porque son autónomos) y, además, reciben de cada trabajador nuevo 100 euros. El negocio redondo.

¿Cómo son las condiciones laborales de los repartidores?

Las condiciones en general cuando yo entré son casi las mismas que ahora, aunque con algunos cambios importantes. Hay una plataforma web a la que accedes con tu usuario con un calendario semanal en el que aplicas las horas en las que puedes o quieres trabajar. Normalmente te aplicas unas 40 o 50 horas semanales. Pero ellos, según les convenga, te asignan luego las que quieren: a veces te dan 15, a veces 20… Nunca lo sabes. Además, estamos obligados a apuntarnos las horas de viernes a domingo de 8 a 11 de la noche, porque es cuando hay más demanda. Como autónomos deberíamos de poder elegir libremente nuestro horario, pero no es así, porque estamos obligados a trabajar siempre esas horas. Y, ¿qué pasa si no lo haces? Pues que a la semana siguiente estás castigado. De esta manera se cae un poco el mito que venden de la flexibilidad, porque al final es la empresa la que decide qué horas trabajas y cuáles no; son ellos los que te dan las horas que les interesan.

¿Y en cuanto al salario?

Cuando yo trabajaba las motos cobrábamos 8,50 euros la hora y las bicis 8 euros, incluido el IVA. La media de horas que te daban a la semana eran unas 20, porque tienen una plantilla brutal de trabajadores dispuestos. Hay que restar el IRPF, el gasto del autónomo y los gastos derivados de la bicicleta o de la moto… Al final, en neto se queda en 5€ la hora, o incluso menos.

¿Y es posible conciliar la vida personal, social y familiar con estas condiciones?

Pues es difícil. Cuando la mayoría de gente tiene tiempo libre, son los días que más trabajas. Eso afecta en todo. Por ejemplo un 24 de diciembre estás trabajando, o el día de Reyes te tienes que dejar la comida e irte a las 6 a trabajar hasta las 12 de la noche. Es un horario difícil de compaginar.

¿Qué pasa si alguno tenéis un accidente mientras estáis repartiendo?

Como tú eres autónomo, ellos se desentienden. Como no eres trabajador suyo sino «colaborador», no se hacen responsables. Como autónomo, si te matas o te rompes la pierna en un accidente laboral, es problema tuyo.

¿Cuál es el perfil de estos trabajadores?

Mayoritariamente son jóvenes de entre 22 y 30 años, pero también, cada vez hay más gente con familia, hijos, personas de 40 años, de 50 incluso. Hay compañeros que compaginan este trabajo con otros, pero para la mayoría este es su único ingreso.

¿Por qué decidiste abandonar la empresa?

Por el mes de marzo la empresa quiso cambiar el contrato. El cambio más importante era que en lugar de cobrar por horas pasábamos a cobrar por pedido: 4 euros el pedido. Cuando tú estás en la calle esperando un pedido estás trabajando, con la lluvia, el frío y lo que sea, no estás tranquilamente en tu casa. Eso ya no se tiene en cuenta.

A partir de ahí empezamos a organizarnos y reclamar que se nos reconociera como trabajadores de la empresa, porque es lo que somos, y que se nos asegurara un mínimo de horas. No hicieron ni caso. Finalmente, el nuevo contrato salió adelante. 11 compañeros y yo en Barcelona no lo quisimos firmar y, al negarnos, nos desconectaron de la aplicación y del programa (ni siquiera te despiden) y ya está: fin de la colaboración.

Y habéis llegado a denunciar a la empresa…

Sí, así es. Empezamos a organizarnos como trabajadores a través de la plataforma Riders x Derechos e iniciamos un proceso judicial para denunciar tanto el último contrato que nos querían imponer y demostrar que la relación con la empresa es como la de un trabajador más. Tenemos el juicio el año que viene, unos en mayo y otros en octubre o noviembre.

¿Hay más compañeros que han denunciado?

Sí, claro. Nos pusimos en contacto con compañeros de Valencia, Madrid, Zaragoza para que ellos también se organizaran y coordinar así huelgas, acciones, etc. El de Barcelona fue el grupo impulsor. En Madrid, dos compañeros que denunciaron, hace dos semanas han llegado a un preacuerdo con la empresa y les ha pagado, y mucho dinero por lo visto, para que no lleguen a juicio. Han querido callar las bocas para que no haya precedente.

¿Cómo te planteas el futuro?

Estamos trabajando en un nuevo proyecto muy ilusionante, siguiendo de este modelo de negocio pero con otras condiciones más dignas. Queremos crear una cooperativa de repartidores, enfocada hacia el consumo responsable, no a la comida rápida, el comercio de proximidad y el respeto a los derechos de los trabajadores. Queremos crear un empleo digno, que no explote a los trabajadores, y con criterios sociales y de sostenibilidad.

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