Dar a Dios lo que es de Dios supone poner nuestra vida personal en esa clave de búsqueda del Reino de Dios y su justicia capaz de ir haciendo de la fraternidad compasiva un proyecto de vida concreto que nos lleva a compartir la vida de los empobrecidos, a llorar su mismo dolor, y a reír su alegría, con la misma Esperanza.
A eso nos llama el Evangelio del próximo domingo, y a eso nos empuja la oración.
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