Diego Escribano | Volveremos no es un libro centrado en discusiones sobre las grandes cifras. Aunque en la introducción se recuerda que cientos de miles de personas se han marchado de España en los últimos años. Muchas de esas personas eran jóvenes.

Las historias de algunas personas, incluida la de un despistado que no había escuchando nunca el «No nos vamos, nos echan», se convierten en un coro generacional.

En España existe una generación que se siente defraudada, engañada. Invirtieron, invertimos, años de esfuerzos teniendo en la cabeza unas oportunidades que han desaparecido.

Queda el desencanto. Personas que, ahora desde fuera, no entienden los resultados de las elecciones.

Queda la indignación. Un padre que está convencido de que fueron otras personas, las que robaron oportunidades, las que vivían por encima de sus posibilidades.

Una madre que piensa en escribir a Rajoy para pedirle que, al menos, sean recordadas en los aeropuertos las madres que han cruzado continentes sin hablar inglés y que no van a ver crecer a sus nietos.

Queda la precariedad. Doctores que repartían periódicos en Canadá. Doctoras que suspiraban por volver a España y que, a su vuelta, consiguieron contratos de 500 euros.

Una joven con sueños truncados por la amenaza de un desahucio y que tiene miedo, años después, de perder la seguridad que representa un salario de cuatrocientos euros mensuales.

Otra joven que, mientras estudia un doctorado que hasta su madre y su padre reconocen que no le servirá para regresar, echa cuentas para saber si puede tomarse un café y vive en la misma casa en la que cuida niños.

Queda el vértigo. Aún después de haber conseguido finalmente un salario similar al de una persona con la nacionalidad del país de acogida y, en definitiva, con condiciones laborales impensables en España. Entre otros motivos, hay familiares que se enferman, aviones de por medio y el miedo de no llegar a tiempo.

Queda un sentimiento, probablemente resultado de la mezcla de ilusiones, indignación y desencanto. Sentimiento compartido por personas que han viajado, pasado temporadas en otros países e, incluso, tenían previsto y deseaban pasar varios años fuera de España y que, ahora, sin embargo, no se marchan pensando en las aventuras que les esperan.

Una de las personas protagonistas del libro expresa su resistencia a considerarse exiliado, teniendo en cuenta la realidad de otros exilios, mientras que reconoce que no se va porque quiere.

Otra de ellas, tras pasar seis años de beca en beca y decidirse a hablar después del 15-M, decidió marcharse. Aunque no duda de que más adelante le gustaría volver a pasar una temporada fuera de España, primero quiere volver. Le gustaría que, cuando decida marcharse, la decisión sea propia.

Volveremos
Noemí López Trujillo y Estefanía S. Vasconcellos
Libros del K.O., 164 págs.