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Entrevista a José Fernando Almazán, Fefi Valerón y Jesús Fernández-Pacheco, de la Comisión Permanente de la HOAC

21 julio 2017 | Por

Entrevista a José Fernando Almazán, Fefi Valerón y Jesús Fernández-Pacheco, de la Comisión Permanente de la HOAC

Abraham Canales y José Luis Palacios | Tres miembros de la Comisión Permanente de la HOAC concluyen el servicio para el que fueron elegidos. En esta entrevista valoran su paso al frente del órgano que coordina y anima la misión de la HOAC, compartiendo su experiencia y su entrega a la tarea de la Iglesia en la evangelización del mundo obrero y del trabajo.

José Fernando Almazán: «Hay que luchar por el futuro común»

Jose fernando almazanSu etapa ha coincidido con la reflexión sobre la Acción Católica, la Asamblea General de la HOAC y del MMTC y otros tantos eventos. ¿Cómo valora la labor comunitaria realizada?
José Fernando Almazan (JFA): Han sido cuatro años intensos, que a la vez han pasado muy rápido. La valoración es tremendamente positiva. He aprendido y he disfrutado mucho. No es fácil compaginar y estar a tono en tantos frentes a la vez, pero he tenido el privilegio de poder estar presente en momentos importantes para la HOAC y para la Iglesia y de disfrutar de dos comisiones permanentes ilusionadas y entregadas al servicio encomendado. Con todo, lo mejor es haber podido ser testigo directo durante estos años de la fe, el trabajo a fondo perdido, la ilusión, la esperanza firme, la vida entregada de tantas y tantos militantes por toda España y también por todo el mundo. Mi fe ha madurado y se ha fortalecido. Ver a Cristo vivo en tantos hombres y mujeres ha sido un privilegio que agradeceré siempre.

¿Qué ve necesario para mejorar las relaciones entre Iglesia y sindicatos?
JFA: Es difícil responder a esta pregunta como si ambos estuvieran en un mismo plano. Los sindicatos siempre serán sensibles a una Iglesia, o a la parte de ella, que se identifique y se bata el cobre por las y los trabajadores. Y lo hacen y harán con profundo respeto. Les escocerán, por supuesto, las críticas, que solo serán eficaces si sienten que les ayudan a ser más fieles a lo que deben ser. La responsabilidad y la tarea de la Iglesia son diferentes. No puede vivir y actuar socialmente sin una interlocución fluida con los agentes sociales, y especialmente, con los sindicatos. En nuestro país esta relación, más allá de algunos grupos y organizaciones, nunca ha sido fluida. En parte, resultado de una dura historia de conflicto. Es necesario avanzar y buscar espacios de encuentro y diálogo, desterrando prejuicios y reconociendo que se parte de la distancia y del desconocimiento.

Hay mucha gente que sufre hoy y la gran mayoría de ellos son trabajadores y trabajadoras. Tanto la Iglesia como los sindicatos tienen ahí un espacio de encuentro. En otras cuestiones es necesario, en algún momento, superar estereotipos rancios buscando el bien común. Pero mi sensación es que es la Iglesia la que, en este momento, ha de querer poner más de su parte. Y a eso hay que dedicarle tiempo, medios y apoyo.

La situación de millones de trabajadores y trabajadoras es de desigualdad, empobrecimiento y deshumanización. ¿Qué mensaje ofrece la HOAC?
JFA: El mensaje de la HOAC para estas mujeres y estos hombres es que sufren una situación de injusticia de la que no son responsables. Es consecuencia de una forma de organizar la sociedad y del mundo que obedece a intereses egoístas e ilegítimos. Es necesario ir cambiando esa situación personal, social y estructural y para ello es básico juntarse con otras personas, reivindicar, proponer, buscar soluciones y alternativas. Es fundamental ir entre todos construyendo y animando experiencias de vida que nos permitan ver y saborear que se puede vivir de otra manera, más humana y más plena. Jesús está con cada una de ellas y de ellos, con todos, siempre, y que en la HOAC, en la Iglesia, siempre tendrán un lugar confortable en el que serán acogidos y valorados como lo que son: hermanas y hermanos, hijos de un mismo Padre. Para que el mensaje sea válido, el mensajero ha de ser creíble. Los cristianos, las y los militantes de la HOAC, hemos de tener claro que nuestra vida ha de ser reflejo de aquello que queremos anunciar o transmitir.

¿Cómo mira el futuro?
JFA: Sobre todo con curiosidad. Hace cuatro años vine del desempleo. Ahora tocará volver al mismo lugar. Y después Dios dirá… No tengo miedo. Mi experiencia es que cuando se cierra una puerta, Dios abre una ventana. Desde el punto de vista social, estamos sufriendo los dolores de parto de un cambio de época. Y habrá que luchar tanto o más que nunca para construir el futuro común. Hay que estar implicados en la construcción de ese mañana mejor. Y no esperar a entonces para vivirlo en el día a día personalmente, en la familia, con amigos, con compañeros… En cuanto a la Iglesia estoy convencido de que estamos en un momento formidable, cuya repercusión no somos capaces aún de valorar en su plenitud. Todo el esfuerzo será poco para ir animando y ayudando a nuestra querida Iglesia, especialmente en Europa, especialmente en nuestro país, a ser cada día más evangélica, a vivir cada día más la alegría del Evangelio y a centrar cada día más su tarea y sus afanes en su lugar preferencial: con los de abajo.

Fefi Valerón: «La formación ayuda a ser testigos entusiastas»

Fefi valeronEchando la vista atrás, ¿cómo cree que le ha influido su paso por este servicio a la Iglesia y a la la HOAC?
Fefi Valerón (FV): Lo primero que viene a mi mente son las palabras agradecimiento y crecimiento. Lo valoro como una rica experiencia de comunión y gratuidad. Siento que me ha ayudado a conocer y a querer más a nuestra Iglesia y a la HOAC dentro de ella. Me ha ayudado también a reconocer, valorar y querer a todos los movimientos de Acción Católica con quienes, desde la diversidad y la pluralidad, nos sentimos en comunión apostando por sentir y ser Iglesia en salida, acogedora, alegre y comprometida con el bien común, poniendo en el centro de nuestra vida y acción a las personas empobrecidas.

Me ha ayudado a sentirme más corresponsable, si cabe, con los problemas a los que nos enfrentamos el mundo obrero y del trabajo; me siento más cercana a sus luchas y sus esperanzas. Me ha ayudado a ser más consciente del valor que tiene compartir la fe y la misión en comunidad, desde la gratuidad y el servicio como acción de gracias al Padre-Madre bueno.

Sin duda esta experiencia me ha ayudado a crecer en conciencia y humanidad.

Dada su responsabilidad, ¿qué papel está jugando hoy en día la formación de militantes y qué cree que debería mejorarse?
FV: Hoy, como siempre, la formación, junto a la espiritualidad y el compromiso, es una pieza clave en la vida de las y los militantes de la HOAC. El diálogo fe-vida que queremos vivir lo hacemos en nuestra vida diaria a través de la formación. Todos los instrumentos del Proyecto de Formación de la HOAC (planes, cursillos…), junto a la metodología como camino de espiritualidad, están al servicio de nuestra vida para ayudarnos a ser y vivir, desde la libertad, como testigos entusiastas de Jesucristo en medio de la realidad concreta del mundo obrero empobrecido.

Quizás necesitamos reavivar todavía más el entusiasmo por la formación, cuidando las condiciones y siendo fieles al equipo, además de continuar con la dinámica de acompañamiento comunitario para, juntos, detectar las dificultades y las necesidades que tenemos, y buscar cómo ayudarnos, en consonancia con lo planteado en nuestra XIII Asamblea General.

¿Cuál ha sido su vivencia de la distancia que la ha separado estos años de su lugar de origen?
FV: Además y, sobre todo, de echar de menos a la familia, como isleña echo de menos el mar. ¡Mi océano Atlántico! ¿Quieres creer que después de cuatro años aún continúo mirando el horizonte esperando encontrarme con el azul del mar? Sobre todo valoro y agradezco la experiencia de sentirme sostenida por el amor y la ternura de mi familia y de mi equipo de Comisión Permanente; la cercanía, el cariño y la oración de toda la comunidad HOAC, especialmente de mi equipo y de mi diócesis. Destaco por último la alegría y el cariño compartidos en las visitas a las diócesis y en los encuentros de las Escuelas de Formación de Zona y los momentos y experiencias vividas con las compañeras y los compañeros de la sede y nuestros queridos jóvenes de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) y la Juventud Estudiante Católica (JEC) ¡Ha sido un precioso regalo!

¿Qué le espera a su vuelta a su tierra y con qué ánimo lo afronta?
FV: Agradezco también al Padre el regalo de poder regresar a la escuela. Afronto esta nueva etapa con alegría y con la mejor actitud para ofrecer lo mejor de mí a la comunidad educativa que me ha tocado en suerte.

Jesús Fernández-Pacheco: «La labor de nuestros medios es fruto de la generosidad de los militantes» 

Jesus fernandez-pachechoPersonalmente, ¿qué valoración hace de su participación en la Comisión Permanente?
Jesús Fernández-Pacheco (JFP): Ha sido una experiencia increíble y rica con todos sus matices y colores. Como muchos amigos me han dicho, ha sido un regalo en mi vida. Por aquí deberían pasar todos los y las militantes de la HOAC. Ha sido un privilegio conocer las diócesis donde estamos, sus militantes, sus familias, su compromiso y encarnación en el mundo obrero y del trabajo. Sus luchas, desvelos, alegrías y esperanzas por ser buena noticia del Evangelio de Jesús desde la vida diaria. He conocido más de cerca a nuestra Iglesia, su pobreza y su riqueza, así como a otros movimientos de Iglesia, especialmente a la JOC y la JEC, con quienes más he compartido. Por otra parte, trabajar en equipo, sin haber coincidido antes, con hermanos y hermanas de otras diócesis, ha sido un buen ejercicio de comunión.

He intentado animar y acompañar a los y las responsables en las diócesis. Mostrar la importancia de dar a conocer lo que somos, lo que hacemos, dónde y con quién estamos es clave para que se conozca lo que pensamos, cómo trabajamos y acompañamos a las personas desde nuestro ser Iglesia comprometida en el mundo del trabajo.

Internet y las redes sociales, como nuevos medios de comunicación y difusión, está cambiando la forma de hacer llegar, el mensaje de la HOAC. ¿Cuál es tu experiencia en esta cuestión?
JFP: La presencia de la HOAC en las distintas redes sociales es muy bien valorada y su impacto en los ambientes a los que llegamos es más importante de lo que creemos. Pero todo no se arregla con un tuit. Es necesario, pero lo que cuestiona al otro, lo que cambia opinión, es la coherencia entre la fe y la vida, concretada en el compromiso. Si no hay fe encarnada, vida entregada, de poco sirven las redes sociales. Humildemente, esto es un valor en la HOAC. Hemos avanzado mucho en saber comunicar y debemos perder el miedo a trasladar a las redes lo que proponemos como movimiento cristiano, que no es otra cosa que humanizar el trabajo y denunciar lo que este sistema perverso está haciendo con la vida de las personas. Este no es el plan que Dios tiene para la gente.

¿Qué esfuerzos consideras debería hacerse en la difusión de la HOAC?
FJP: Tenemos que seguir avanzando. Es mucha la vida que tenemos en nuestro movimiento (recientemente hemos celebrado el 70 aniversario). Nuestros medios de difusión están al servicio de la evangelización del mundo obrero y poco a poco los estamos adaptando para que sean una herramienta más útil. Hemos de aprovechar los medios audiovisuales, como vehículo para llegar a otros perfiles de personas.

Lo que hacemos es por la generosidad y esfuerzo de todos y todas en la HOAC. Esta es nuestra bendita realidad, que nos hace más libres, y llegamos a dónde podemos. Hay muchos medios, pero pocos que cuestionen la crudeza de este sistema: esto debería diferenciarnos de los demás.

¿Con qué disposición afronta la próxima etapa vital que ahora comienza?
FJP: Volver a Alicante, la millor terreta del mon [La mejor tierra del mundo] es un privilegio y ya va habiendo ganas… Situarme tras este paréntesis de cuatro años, volver a tocar tierra e ir recuperando el ritmo de la vida, para seguir haciendo camino desde mi militancia de base. Ganas por volver a casa, aunque en Madrid he estado muy bien, encontrarme con la familia, mi equipo, mis amigos, mi diócesis, mi parroquia, mi tierra, mi mar, mi gente… Y con incertidumbre a la vez. La situación del trabajo en la ciudad, como en tantos otros sitios, no es muy favorable para encontrar trabajo y más si pasas de los 50. No pierdo la esperanza, alguien me dijo hace poco que «Dios provee» y así lo creo. Espero seguir aportando lo que soy, lo que sé y he aprendido en estos años. Estaré donde Dios disponga, seguro que allí estaré bien. Y lo más importante de todo esto, seguir contando, como hasta ahora, con el cariño y cercanía de mi familia, mi HOAC, mi gente.

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