Descansamos de las fatigas del cuerpo empleándonos en los trabajos del Espíritu. El militante auténtico, cargado de hijos, de obligaciones, con jornal escaso, sin tiempo para “formarse” a la manera burguesa, se entrega sin descanso al descanso de la HOAC. Y sin explicarse demasiado cómo ha ocurrido la cosa, se encuentra en la intimidad de Aquel que dijo: “Venid a mí los que andáis cargados” (Rovirosa, OC. T.V. 250).
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