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José Fernando Almazán: «Iglesia y sindicatos debemos construir puentes»

22 enero 2016 | Por

José Fernando Almazán: «Iglesia y sindicatos debemos construir puentes»

Abraham Canales • En el tercer año de su servicio en las tareas de presidencia y representación general de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), pasados apenas unos meses tras la realización de la XIII Asamblea General, dialogamos con él sobre su percepción de la situación de la HOAC y de temas de actualidad.

¿Cuáles son las claves del proceso que vive hoy la HOAC tras la aprobación de las líneas maestras en su pasada Asamblea General?
Las mujeres y los hombres de la HOAC nos hemos propuesto, en respuesta a nuestra fe, seguir avanzando en nuestro proceso de encarnación con las personas del mundo obrero, en especial con las más empobrecidas. Es también respuesta a la llamada que con tanta insistencia y con tanta clarividencia nos hace el papa Francisco de salir a las periferias existenciales humanas para encontrarnos en ellas con el Dios que vive y que sufre especialmente en estas realidades. Y en ellas dar testimonio de nuestra fe, a la vez que somos evangelizados. Hemos visto imprescindible, en esta situación de creciente pobreza y desigualdad en la que vivimos, dar un paso firme en esa dirección. Es una decisión arriesgada que nos pone a la intemperie y que requerirá que día a día nos pongamos en manos de Dios para pedirle que aumente nuestra fe y que nos dé fuerzas para ser fieles. Pero pensamos que es la única decisión posible, que la única manera de ser cristiano hoy es dar pasos en esa dirección. Pasión por el Evangelio, pasión por el pueblo y por los pobres.

¿Qué considera que va a aportar la realización de campañas como método de sensibilización y de acción?
Hemos visto necesario hacer visibles socialmente los problemas que afectan radicalmente a las personas y familias del mundo obrero y, por extensión, a toda la sociedad. El trabajo o, más en concreto, la falta del mismo, su creciente precarización y deshumanización, es claramente es uno de esos problemas centrales. Nuestro propósito es doble en este sentido: sacar a la luz y poner en el centro del debate social este problema, que está en el centro de la pobreza, la precariedad y el descarte de millones de personas y familias en nuestro país; y, en segundo lugar, concienciar y movilizar a la sociedad y a la Iglesia sobre que lo que está en juego es nuestra dignidad como personas y nuestra decencia y nuestro futuro como sociedad. Éste es el propósito de la campaña. Los cristianos no podemos permanecer ajenos a este asunto en el que se juega la vida de las personas.

¿Cuál es el sentido del recién aprobado fondo de solidaridad diocesano?
Se trata de una nueva herramienta con la que pretendemos dar un paso más en nuestra solidaridad y nuestra comunión de bienes para apoyar necesidades de lucha obrera ante conflictos laborales y otros conflictos del mundo obrero que tengan como meta luchar contra la injusticia, haciendo protagonistas a las propias víctimas. O para potenciar iniciativas de empleo –autoempleo, cooperativismo…– que realmente sea digno y posibilite salir de la exclusión.

La principal novedad de este fondo, además del destino del dinero, es su vocación comunitaria. Lo que planteamos es ir pasando de la donación individual a la ayuda o el apoyo comunitario a ser comunidad que apoya. En una sociedad cada vez más individualista, es importante ser testimonio de comunidad actuante también en estas cuestiones.

¿Qué fórmulas plantea la HOAC para que una persona pueda participar el movimiento?
Las formas son diversas. El objetivo final de la HOAC es la evangelización de las personas del mundo obrero y para ello es imprescindible que haya muchas y muchos buenos militantes que sean testigos de Jesucristo en él. A través de nuestra acción personal y comunitaria y de nuestros medios de difusión debemos ser capaces de llegar a personas que, no planteándose en principio ser militantes, sí son sensibles a nuestros planteamientos de justicia, de solidaridad y de fe encarnada entre los más pobres. Tenemos mucho por hacer, el reto es construir una HOAC más abierta y más capaz.

El pasado 7 de octubre, «Iglesia por el trabajo decente» realizó decenas de actos de sensibilización y denuncia, ¿qué valoración hace?
La valoración que hacemos tanto la HOAC como las demás organizaciones promotoras de la acción (Cáritas, CONFER, JEC, JOC, Justicia y Paz) es muy positiva. En todo momento hemos informado a la Conferencia Episcopal de lo que pretendíamos y de lo que hemos hecho, y hemos recibido el apoyo explícito de alguna de sus comisiones episcopales. De cara al futuro próximo, pretendemos continuar con el trabajo de sensibilización en la sociedad y en la Iglesia y convertir este asunto en un tema que esté presente en la agenda en los dos ámbitos.

En su opinión, ¿qué aspectos marcan la nueva etapa política tras las elecciones generales celebradas?
Nunca antes en nuestra democracia nos hemos encontrado con un resultado similar, de representación popular muy distribuida, que obliga al diálogo y al acuerdo para posibilitar la gobernabilidad. Probablemente habrá quien desde primera hora prefiera y postule la necesidad de ir a nuevas elecciones dentro de unos meses. Pero en primer lugar habría que decir que «nuevo» no tiene porqué significar «malo». Son muchos los países europeos que una vez sí y otra también se encuentran con resultados electorales parecidos y no por ello han dejado de ser sociedades relativamente prósperas, incluso más que la española. En todo caso, los resultados reflejan siempre, y esta vez también, la voluntad popular y los partidos políticos están llamados a estar a la altura e inaugurar nuevas prácticas de acuerdo y de pacto.

Desde la HOAC lo que nos parece más importante en estos acuerdos es que el objetivo principal sea mejorar las condiciones de vida y trabajo de la gente más sencilla y humilde, reducir la pobreza, mejorar el acceso a la vivienda y los servicios públicos fundamentales, reconciliar la relación entre todas y todos más allá de las reivindicaciones de autogobierno… En síntesis, que los problemas más urgentes de la mayoría sean centrales en la acción política.

La HOAC, en una próxima reunión de carácter general, abordará la relación con la Acción Católica y la Pastoral Obrera, acompañada por varios obispos. ¿Cuál es el objetivo principal?
Se trata de una reunión muy importante pues abrirá en nuestro movimiento una reflexión profunda sobre nuestra identidad y sobre cómo continuar siendo fieles a ella hoy y en el futuro inmediato. Desde la Conferencia Episcopal se ha solicitado a los movimientos de la Acción Católica Especializada una reflexión y la HOAC pretende hacerlo de manera consciente y madura y dialogando con los obispos para conseguir una Acción Católica fuerte, que sea fiel reflejo de las cuatro notas que la definen.

¿Considera que la Iglesia necesita profundizar en el «centro de la cuestión social» como es el trabajo con una mayor teología en este campo?
Indiscutiblemente sí. El Magisterio de la Iglesia y la enseñanza del actual papado nos dicen con claridad que sin trabajo no hay dignidad para las personas, que cualquier trabajo no dignifica y que esta economía mata. La cultura en la que vivimos es reflejo fiel, imagen y semejanza, de un sistema económico y social en que la persona se ha convertido en una herramienta y que, por tanto, resulta descartable si su aportación en términos económicos no resulta relevante. Ante esta lógica deshumanizadora es indispensable para la Iglesia profundizar en la teología del trabajo, porque en el trabajo, en el desempleo y en la precariedad se juega la vida de las personas. Y todo lo que afecta a la vida de las personas afecta a nuestra fe.

La Iglesia, toda la Iglesia, debemos afrontar esta asignatura pendiente, con fuertes e indudables implicaciones para la pastoral y que hace necesarios cambios urgentes e importantes en la misma.

¿Cree necesario potenciar el diálogo Iglesia-HOAC-sindicatos?
Es imprescindible. La Iglesia está siempre llamada a abrir caminos, a dialogar con todos y, en ocasiones, especialmente con aquellos que están o que considera más alejados. Eso supone reconocer que hay motivo para hacerlo, que hay cuestiones que podemos y debemos mejorar. Pero la Iglesia debemos dar el primer paso y dar ejemplo, empezar por la autocrítica y reconocer que hay elementos en las organizaciones sindicales que son positivos, que están en línea de defender los derechos de los más débiles y entender que mediante el diálogo, no con distancia, se pueden construir caminos para la justicia y el bien común.

Pasados ya cerca de cuarenta años de la transición democrática, es necesario también que los sindicatos vayan superando estereotipos y esquemas trasnochados en cuanto a su relación con la Iglesia. La Iglesia es plural y diversa pero sobre todo tiene un patrimonio de trabajo y atención a los más débiles que los sindicatos han de valorar de modo explícito y que puede ser el punto de partida para un diálogo maduro, sensato y fructífero.

La HOAC siempre se ha tomado muy en serio intentar ser Iglesia en el mundo obrero y mundo obrero en la Iglesia. Para nosotros es muy importante que este diálogo se pueda producir con habitualidad y con normalidad.

¿Qué se pretende con esta nueva etapa de la revista noticias obreras?
Con el cambio a todo color la revista noticias obreras pretende sumarse a lo que hoy es ya una tendencia consolidada en todas las publicaciones en papel de formato similar, pretenden mejorar la calidad visual y el atractivo de la revista. Por otro lado, se resalta también su identidad como publicación orientada a ofrecer una aportación al diálogo y una mirada cristiana sobre el trabajo y el bien común. Se trata de una revista consolidada y reconocida, bien valorada tanto por gente de Iglesia como de las organizaciones sociales, que se renueva en su formato para dar cabida en él a las nuevas tendencias de estilo y de comunicación.

¿Qué le parece el papel de las redes sociales en la mediación y en la presión social y política?
Son un signo de nuestro tiempo, una nueva herramienta de comunicación y de información que supera a los formatos clásicos, que democratiza la elaboración y el acceso a los contenidos y que tiene un amplio impacto y seguimiento, en especial, entre los más jóvenes. Si bien es frecuente el error de absolutizarlas, no es menos cierto que son una herramienta potentísima de movilización y de formación de opinión. En la HOAC prestamos especial cuidado a nuestra presencia en las redes y nuestra labor en este campo ha sido reconocida y alabada por terceros. Intentamos en ellas analizar la realidad y enfocar nuestro juicio desde la prioridad por los de abajo y desde la aportación de claves y criterios de juicio desde una perspectiva humanista y de fe.

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