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La lucha por las viviendas accesibles

16 septiembre 2015 | Por

La lucha por las viviendas accesibles

José Luis Palacios  | Los desahucios y la carestía de la vivienda no son algo nuevo para las familias obreras. En la España franquista, la HOAC ya se enfrentó a este problema con audacia y valentía. Muchos de sus sacerdotes, utilizaban su prestigio, para evitar los desalojos. Muchos de sus militantes promovieron cooperativas de viviendas baratas que hoy siguen en pie.

La promoción de cooperativas de viviendas baratas por miembros de la HOAC fructificó en Ávila, Segovia y Burgos (Pradoluengo, Aranda de Duero)*, «a menudo, acompañada de un pormenorizado estudio sobre las deficiencias y necesidades de la ciudad y los barrios, informes que se presentaban al Ayuntamiento para que iniciase los trámites y encauzase la acción pertinente», según el historiador Enrique Berzal de la Rosa.

En Zaragoza el padre Venancio (franciscano y primer consiliario de la HOAC en esa ciudad) impulsó en el barrio de Torrero viviendas baratas para las familias obreras. El mismo papa Pablo VI fue personalmente promotor de unas iniciativas para proveer de casa a familias que habitaban en los suburbios de Roma.

En la primera época del periódico «¡Tú!», allá por los años 40 y 50, no se ahorraba en adjetivos a la hora de denunciar las penurias por las que pasaba la clase trabajadora de la época. Con una claridad expositiva y una libertad para entonces desacostumbrada, inexplicable de no ser por la audacia y las firmes convicciones de Guillermo Rovirosa, el primer militante de la HOAC y apasionado impulsor de la prensa en manos obreras, se documentaron ampliamente las dificultades de las familias para acceder a una vivienda digna.

Las noticias de la intervención de los sacerdotes, más protegidos que los laicos por el concordato, en la detención de desahucios eran constantes. También la denuncia del negocio incipiente de la construcción de viviendas en manos de constructores sin escrúpulos que mercadeaban con las necesidades más acuciantes de la población y los abusos en los alquileres.

El propio Rovirosa, muy crítico con el capitalismo, como con el comunismo, sistemas que igualaba por su raíz materialista tildándolos de «feneristas», y convencido de que la solución a los problemas de los obreros estaba en los propios obreros, siempre estuvo persuadido de que la promoción de un nuevo cooperativismo, que él llamaba integral, podría ayudar a dignificar a los trabajadores y abrirles nuevos horizontes vitales.

No es extraño que en ese contexto, los militantes de la HOAC quisieran pasar de las palabras a los hechos. Se dedicaron grandes esfuerzos a promover cooperativas de todo tipo, de consumo, de producción y también de viviendas baratas. La idea tuvo especial eco en la ciudad de Segovia.

Cerca de 1.000 viviendas se levantaron en los barrios segovianos de Caño Grande, La Albuera y Taray, a través de la cooperativa Pío XII, que ha seguido funcionando, si bien no con la misma orientación que al principio, hasta el año 2010.

Así explicaba cómo empezó todo el que fuera consiliario de Segovia y decidido promotor del cooperativismo Félix Díaz al profesor Berzal, testimonio recogido también por Eugenio Rodríguez, investigador incansable de la huella hoacista en la historia:

«Las Clarisas nos vendieron 2.000 metros cuadrados, los primeros 2.000 metros, y además hicieron la Casa de Ejercicios, que era de ellas y sigue siendo de ellas, para que nosotros la usásemos. Y después buscábamos otros terrenos, los caciques siempre nos querían pisar los terrenos, y logramos, en un par de años, terreno para hacer 440 viviendas, era una barbaridad (…) en el 59 se pone en marcha. Lo que te puedo decir es que bajamos un 40% el precio de la vivienda. En el año 62, que se inauguraron las primeras casas, les costó 75.000 pesetas a los socios, más las 30.000 que les daba entonces gratis el Estado».

A sus 76 años recién cumplidos Pilar Monte, antigua militante de la HOAC y empleada de la Junta Rectora de la cooperativa durante cerca de 10 años, advierte que aquello fue posible gracias a «mucha paciencia, mucho esfuerzo y mucho hablar, hablar y hablar…».

«La gente entonces no podía suscribir hipotecas, no tenían cómo comprarse una casa», recuerda. De hecho explica que para conseguir los préstamos había que crear ternas de al menos tres personas, que debían «quedar, conocerse, hablar y ponerse de acuerdo para pedir una hipoteca con la que aportar a la cooperativa hasta que cada uno tuviera su propia vivienda».

«Había que buscar gente y más gente, convencerla e implicarla, porque de otro modo no se podía hacer. Tenía que haber gente dispuesta a implicarse, a dedicar tiempo a la cooperativa, a la toma de decisiones, a solucionar los problemas», rememora.

Complejo Taray (Segovia)

Complejo Taray (Segovia)

Una de sus obras, los bloques levantados en 1963 en la zona norte del casco histórico de la ciudad, el denominado complejo Taray, diseñado por los arquitectos José Joaquín Aracil Bellod, Luis Miguel Suárez-Inclán y Antonio Viloria García, está reconocida como una obra cumbre del «movimiento moderno».

En 1971, Pilar Monte abandonó la cooperativa al ver los nuevos rumbos que iba tomando. «Muchos de los que lo llevaban se fueron marchando, los nuevos que entraban tenían una idea más de negocio que de empresa verdaderamente social». Después de todo, se anunciaba un nuevo tiempo cargado de ilusiones pero también de incertidumbre para los oportunistas que nunca faltan, lo que también influyó mucho en la desaparición de la propia HOAC de Segovia.

Con todo, ahí está el empeño de los obreros cristianos que ofrecieron soluciones a los problemas de la época. Que sea un adorno propicio para la nostalgia o un pilar de inspiración para los retos del presente dependerá de la voluntad y compromiso de quienes hoy se acerquen a este señero episodio de la historia.

*Nota añadida 17/09/2015.

Tras la divulgación de este artículo una militante de la diócesis de Logroño ha comunicado que también en la capital riojana la HOAC promovió viviendas baratas, en concreto en el barrio de San José Obrero.

Según la web estelogrono, en 1949 fue nombrado consilario de la JOC y la HOAC el padre Gerardo impulsor de “las casas baratas de Ballesteros”.
“Su idea, realizada al principio de los años cincuenta, consiste en la edificación de la propia vivienda por parte de los obreros en sus horas libres y con materiales que, en ocasiones, son donados por los propios constructores (…) En el año 1962, se habían construido en el barrio nuevas viviendas, hasta totalizar 400. 78 junto a Madre de Dios, también de planta baja, con plazas y porches, seguidamente el grupo llamado San José, con 86 pisos, promovidos por la HOAC, en los cuales colaboraron en su construcción los propios adjudicatarios”.

 

Más información:

Recorrido histórico por la promoción de viviendas sociales

 

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