HOAC Tenerife | Jaime Estévez García (1930-2014) fue unos de los primeros militantes y promotores de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) en la Diócesis de Tenerife y vivió su vida haciendo realidad lo que predicaba. Disfrutaba con el SER, y huía de la búsqueda del poder y del dinero. Empujado por un compromiso cristiano, que lejos del incienso y la beatería, exigía un estilo de vida que trataba de imitar al de las primeras Comunidades Cristianas. Ayudaba al que lo necesitaba, denunciaba las injusticias y se oponía a los abusos. Sin gritos, pero con una constancia y un tesón demoledores. Jaime Estévez García nunca cambio de carril, nunca distinguió entre creyentes y no creyentes, ni entre socialista, anarquistas o comunistas.

Jaime Estévez García dedicó toda su militancia hoacista en el compromiso con los derechos laborales de los trabajadores de transportes de guaguas… fueron enormes los esfuerzos que los trabajadores realizaron en pos de su formación, con una huelga que duró varios meses. Un conflicto que duro desde el 30/09/77 al 25/01/78. Y culminó con la creación, tras Consejo de Ministros, el día 22/12/77 de TITSA, aunque se constituye formalmente el 12/1/78, con capital de Renfe, así como con la infraestructura de la ya desaparecida “Transportes de Tenerife S.L”.

Jaime Estévez García y Lola Martín Bencomo, también de la HOAC, donde se conocieron, estuvo siempre a su lado como mujer y como militante, «en las alegrías y las penas…». Formaron una familia extensa: sus hijos Jaime, Pili, Fran, Vice, Regi y Carol, podrán dar testimonio del amor de sus padres.

Ha encarnado en nuestras calles la imagen de la sencillez, la honradez, la tolerancia y la solidaridad. Ha conversado con casi todos, fue Presidente de la Asociación de Vecinos de las Mercedes y Presidente de la Federación de Vecinos. Participando muy activamente en la transformación cultural y urbanística del barrio, en las reivindicaciones para arreglar calles, en la defensa de las organizaciones de base.

Consoló y ayudó al que tenía cerca. Compartiendo su vida y sus valores con sus vecinos.

Los que le conocimos de cerca, nunca le hemos visto violento. Sí enfurruñado, pero nunca exaltado. Y sin embargo, ante los sectores más pudientes de nuestro barrio, Jaime Estévez era un personaje terrible. Solo me queda pensar, que por su firmeza, por su compromiso con los más humildes y por su claridad en la denuncia.

Al final, en su larga enfermedad, pudo recibir de su familia, sus amigos y sus compañeros de la HOAC, el cariño y el apoyo que el tanto había prodigado.

Jaime Estévez se ha ido al encuentro de Lola, su mujer… y juntos se encontrarán con muchos hermanos militantes como Eladio, Miguel León, con Ascensión, con Antonio Román, con Portilla y con otros tantos amigos.

A nosotros nos deja el ejemplo de su vida puesta al servicio de los más necesitados, en la lucha por conseguir un mundo y una sociedad más justa. Siendo pobre, y siendo una de las mejores personas que hemos conocido. Si yo fuera un creyente tradicional podría pensar que Jaime Estévez García fue un santo. Pero en honor a su memoria, buscando el consenso que el buscaría y tendiendo una mano a nuestros hermanos agnósticos y ateos, vamos a acordar que Jaime Estévez García ha representado la utopía paseando por nuestro barrio.

Siempre estarás con nosotros, viejo amigo.