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Canarias: ¡Por un trabajo digno y seguro!

05 septiembre 2014 | Por

Canarias: ¡Por un trabajo digno y seguro!

Ibón S. Rosales / Con motivo de la celebración del Día Mundial de la Seguridad en el Trabajo (28 de abril) y del Día del Trabajador (1 de mayo) de 2014 la HOAC canaria celebró una tertulia inspiradora y de concienciación colectiva del problema en la parroquia de Santa Isabel de Hungría, Gran Canaria.

Cada quince segundos muere un trabajador/a por accidente laboral en el mundo. Puede que esta realidad nos parezca extrapolada, pero queda a diez minutos en coche. Después de recorrer esa distancia, el trabajador Carlos Cabrera, un obrero de Arucas acompañado de su mujer y su hijo, asistió al encuentro para contarnos su experiencia. No sin esfuerzos y emoción, nos leía un texto preparado por su mujer y por él donde nos contaba, tembloroso, cómo le entraron 22.000 voltios por la parte superior de la pierna en su puesto de trabajo, para dejarle veinte días en coma entre la vida y la muerte. Cabizbajo como el que se echa una culpa ajena, contaba a los presentes que las instalaciones eran y todavía son muy antiguas y peligrosas. Indignado, admitió que no habían sido renovadas desde su construcción en los años 70. La empresa que promociona ‘luz-gas-personas’ debería quizás preocuparse de este último término de su eslogan, ya que Carlos, a pesar de sus nueve paros cardíacos y el coma, sobrevivió. Su compañero, meses atrás, no tuvo la misma suerte.

Los accidentes laborales como el de Carlos, están a la orden del día y, lo peor de todo es que muchos, como es su caso, son prevenibles y evitables. Los datos de la OIT presentados por Juani Sosa, militante de la HOAC, concluían en que lo más grave de estos accidentes es que se podrían salvar 600.000 vidas al año solo aplicando las medidas básicas de seguridad. Con un casco y un arnés, con un compañero cuando el trabajo sea de dos personas, con un vigilante de seguridad, con un técnico que se encargue de asegurar que la tensión está desconectada cuando se va a operar con 200.000 voltios…

El relato de Carlos dejó a la sala conmovida. Actualmente, este obrero no es capaz de levantar si quiera dos garrafas de agua, y cuando su hijo pregunta por su padre, la madre le contesta sin remedio “Cariño, tu padre está acostado, le duele el pecho”, a lo que su hijo simplemente concluye: “siempre le duele el pecho…”. Y es que los accidentes laborales de este nivel, dejan secuelas para toda la vida.

Corrió el turno de palabra en la mesa redonda que fue la tertulia para dar paso a Yanira Rodríguez, trabajadora del área de empleo de Cáritas Diocesana. La compañera explicó la situación precaria que viven especialmente las empleadas del hogar en la actualidad: “se llevan la palma de la exclusión y la explotación laboral’’. La mayoría extranjeras, estas mujeres están mucho más desprotegidas ya que su entorno de trabajo se remite a los domicilios privados. “Una empleada del hogar no puede permitirse faltar ni un solo día al trabajo. Todas acaban con artrosis, lumbalgia…”, relataba Yanira Rodríguez. Que también comentó el trabajo que ofrece Cáritas a estas empleadas y a sus familias empleadoras.

Seguimos enfrascados en la mesa con la intervención del responsable técnico laboral de la UGT, Renato Artero, que comentaba cómo la última Ley de Prevención de Riesgos Laborales es, en su opinión, la mejor ley que se ha creado para y por los trabajadores. Pero claro, si la ley no se cumple, ¿qué sentido tiene?

“Tenemos una ley estupenda, unos reales decretos estupendos, ¿yo por qué tengo que estar vigilándote (al empresario) para que cumplas con la ley? Si es que tienes que cumplir”. Comentaba indignado el sindicalista de UGT, que, a las ocho de la tarde de un jueves, se prestaba a nutrir la charla. “Por ejemplo, los recortes que se están llevando a cabo, si se aplican a una empresa, es que se aplican sin más. Yo aplico recortes en mi empresa pero no preveo los recortes que derivarán en la salud de los trabajadores”, explicaba Renato.

Para finalizar este encuentro colectivo, Pino Trejo, militante de la HOAC, liberó la sala con estas palabras para la reflexión y la concienciación: “El trabajo humano como algo que lleva a la muerte es algo que ataca directamente a la dignidad de la persona… Está claro que si negamos la dignidad de la persona, estamos negando la voluntad de Dios, Dios no quiere que la persona sufra, Dios quiere que el hombre viva pero que además viva en plenitud. Por lo que esta realidad pervierte lo que Dios quiere para la sociedad y para la vida. No son solo valores éticos, es una forma de pensar, sentir y actuar…

Nosotros consideramos que hay que apostar porque la persona sea el centro de todas las decisiones y, sobre todo, recuperar ese sentimiento que nos llena cuando vemos sufrir al prójimo, esa reacción espontánea de intentar aliviar el sufrimiento de la otra persona. Cuando alguien va a caerse, lo cogemos por inercia. La reacción primera es hacer algo, no se puede estar indiferente cuando otra persona sufre, no puedes estar quieto. Nosotros, la HOAC, llamamos a esta acción el principio de misericordia, esa reacción que provoca en nosotros cuando vemos sufrir a otra persona y nos hace actuar. El valor que nos tiene que motivar para cambiar toda esta situación”.

“Lo que también nos mueve a denunciar estas situaciones, las causas que provocan los accidentes, a luchar por la justicia para que nada de esto vuelva a pasar. La misericordia se traduce por tanto en solidaridad, ese sentimiento de amor y que nos empuja a ayudar a otra persona cuando está sufriendo”.

 

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