Iglesia >>

Cantabria: Tres grandes curas, uno de ellos Elías Fernández, extraordinario consiliario de la HOAC, se nos han ido

08 agosto 2014 | Por

Cantabria: Tres grandes curas, uno de ellos Elías Fernández, extraordinario consiliario de la HOAC, se nos han ido

AVELINO SECO MUÑOZ*.  El 14 de mayo moría José María Blanco Díaz, cura de Reinosa y Campoo de Yuso, la zona del pantano del Ebro; el 2 de Junio nos dejaba Alberto Pico Bollada, el cura del Barrio Pesquero; el día 12 de este mes enterramos en su pueblo de Sobrepeña, en Valderredíble, a Elías Fernández. 

Tres curas ya ancianos, nacidos antes de la guerra civil; tres curas marcados e, incluso, precursores del Concilio Vaticano II, al que acogieron con ilusión alegre; tres curas con porte, carácter y estilo pastoral distinto, pero con el mismo denominador común: que el evangelio, la iglesia y sus actuaciones personales sean buena noticia para las personas, de modo especial para los pobres; tres curas evangelizadores, en la frontera, saliendo a las periferias.

Tres curas que no intentaban llevar las almas hacia Dios, sino que intentaban que las personas se diesen cuenta de que Dios ya estaba entre ellos; tres curas con una gran autoridad moral y sin ningún autoritarismo riguroso; curas de grandes convicciones y de muy pocas certezas.

Tres curas inflamados de amor, de caridad evangélica. En Alberto Pico dominaba la caridad samaritana acercándose a las personas heridas por la vida, aunque, también, era un gran apoyo para todos los grupos solidarios y para los que luchan por cambiar estructuras injustas. En Elías Fernández estaba presente, de manera sobresaliente, la llama de la caridad política; fue un luchador, dentro de la HOAC,  para apoyar y dar sentido cristiano a la conquista de la dignidad y los derechos de los obreros. José María Blanco supo hacer una síntesis nada estridente de estas dos formas necesarias de caridad.

A Alberto Pico la añoranza de su padre, que había quedado en Cuba, le llevó a hacerse capellán de la marina mercante para poder viajar hasta allí y encontrarse con él; quizá su ausencia hizo que Alberto fuese un padrazo de muchos hijos. José María Blanco, huérfano desde muy niño de padre, a quien mataron por el “gran delito” de ser alcalde republicano de Mataporquera, supo guardar esta ausencia en su corazón sin dejarse llevar por odios o posturas intransigentes. Elías Fernández, hijo de un agricultor de Valderredible, aprendió que un padre se sacrifica por sacar adelante a sus hijos, sobre todo los más débiles, y no busca poder ni fama; por eso luchó para que la iglesia no abandonase a sus hijos más necesitados. Famoso y arriesgado fue su enfrentamiento, antes del Concilio Vaticano II, con el obispo Eugenio Beitia  a quien pidió, en una reunión con numerosos sacerdotes, más atención a sus hijos y menos presencia en actos y comidas con las autoridades de la ciudad.

Se nos han ido, en poco tiempo, tres grandes personas, tres grandes curas y muchos de nosotros hemos quedado algo huérfanos. Ojalá no se borre su huella, ojalá sus vidas sean una invitación a seguir esos pasos.

*Avelino Seco es sacerdote de la Diócesis de Santander

                                                 

Revista TU!

Acceso a la suscripción.
■ Edición digital www.hoac.es/tu

Nuevo libro

Ultimo cuaderno

Redes Sociales

Instagram


© 2024 HOAC.

| Diseño original | DET | Adaptación de ACF | Desarrollado con WordPress | CM/Admo