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Vidas apasionadas entregadas a los demás

15 abril 2014 | Por

Vidas apasionadas entregadas a los demás

En el camino de la vida, llevando su humildad a cuestas  a lo largo de tan diversas circunstancias, los que han sido militantes nos enseñan a valorar lo gozosamente sencillo que es vivir la fe, comprometidos con los más desfavorecidos, rostros luminosos del Jesús obrero. Vitalidad y entusiasmo militante derramaron por la causa del Reino…

Josefina Navarro.  Zaragoza. 25 de noviembre de 2013. En el día que concluía el año de la fe, Josefina se fue a la casa del Padre. El evangelio de ese domingo decía: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”.

Los militantes de la HOAC de Zaragoza damos gracias a Josefina, por haber sido una mujer que derramó vitalidad y entusiasmo a su alrededor, una militante cristiana comprometida con los más desfavorecidos, con el mundo del trabajo y de la educación, cuidando a los niños como maestra, gestionando centros de mayores y preocupándose por las condiciones laborales de sus compañeros, enfrentándose si era necesario con sus superiores en la Administración aragonesa.

Josefina cuidó mucho las relaciones familiares y a los amigos. Fue una hermana apasionada de sus hermanas, una segunda madre para sus sobrinos, una compañera y amiga que acogió, se desveló y tuvo fuerzas y palabras, para afrontar los momentos difíciles de su vida. Amistad, familia y fe fueron el sustento de Josefina. Ella fue una mujer creyente, hija de la Iglesia y militante de la HOAC, con un sentido comunitario de vivir la fe en equipo.

Te damos gracias, Padre, porque con ella nos has enseñado la importancia de las cosas sencillas, hechas con cariño y compartidas con generosidad. Su alma inmortal ya duerme para siempre en la paz eterna, en tu seno insondable y amoroso de Madre y Padre.

Pilar Díaz Peñalver. Ciudad Real, diciembre de 2013. Desde muy joven formó parte de los movimientos femeninos de Acción Católica. En los años sesenta fue presidenta nacional de las mujeres de AC, y más tarde, delegada de Apostolado Seglar, responsabilidad que le permitía estar muy cercana a la realidad de los laicos y, sobre todo, de los movimientos apostólicos, entre ellos la HOAC.

Tras su jubilación como profesora de filosofía, y  aun siendo una persona de enorme vitalidad, los problemas físicos  la iban limitando progresivamente en su autonomía y capacidad de implicación eclesial y social decidió incorporarse a la HOAC, en efecto, su entusiasmo e identificación con nuestra misión fue aumentando. Entre tanto, tuvo varias recaídas  por enfermedad  bastante graves. Pero ella seguía dando pasos: elaboraba el PPVM y PE, tenía su grupo de acción (aunque casi no podía salir de casa), realizaba las reflexiones y encuestas puntualmente, hacía aportaciones para los procesos de reflexión abiertos, se impacientaba cuando algún material no le llegaba pronto, pagaba su cuota por propia iniciativa, asistía (cuando la salud la dejaba) a los momentos comunitarios… Todo esto de una manera natural, de tal manera que sin darnos cuenta pasó de ser una simpatizante  cercana, a actuar como una entusiasta militante. Mucha gente que la conocía de cerca decía que todo esto le daba  nueva vida.

Aunque no tenía hijos ni estuvo casada, su familia era grande: Ana Mari, su sobrina y los suyos; Guadalupe y Enrique, que la cuidaban; Leandro, el niño de ambos que la llenaba de alegría…

En la mañana del 26 de diciembre de 2013, después de haber felicitado la Navidad el día anterior a todos sus amigos, se fue sin ruido  con el Padre, mirando la luz  del nuevo día que entraba por su ventana.

Pedro Caballero. Ciudad Real 15 de febrero de 2014. Murió en Calzada de Calatrava. Murió a los 92 años, este trabajador del campo y antiguo militante de la HOAC. Pedro fue militante hoacista durante los años sesenta en Calzada, donde existía un buen equipo de HOAC. En los años setenta, debido a la emigración de casi todos los miembros, el equipo se deshizo. Algunos de ellos se incorporaron a la HOAC en sus nuevos lugares de residencia. Pedro continuó en Calzada trabajando en el campo y buscando la vinculación eclesial que las circunstancias le permitían. La vida no le fue fácil. Tuvo golpes muy duros en la vida, que pudo superar, sobre todo, con una enorme fe. En los años ochenta entabla amistad con alguna gente joven implicada en la parroquia, de los cuales alguno acabará en la HOAC y ello  facilita también de nuevo una mayor vinculación y acercamiento como simpatizante de Pedro al movimiento. Desde entonces, muchos lo hemos conocido participando en distintos actos, sobre todo, en el Día de la HOAC. Era suscriptor del ¡TÚ! y procuraba estar al tanto de la vida del movimiento. Siempre guardó un magnífico recuerdo de la HOAC, y no se cansaba de valorar lo importante que fue para él y para su fe.

Hasta hace varios años seguía trabajando sus tierras con una fortaleza física y esmero que causaban envidia. Una dura enfermedad lo fue limitando progresivamente y quitándolo definitivamente  del trabajo. Su mayor satisfacción e ilusión  era que su familia permaneciera unida. Su vida ha sido un auténtico testimonio de fe profunda y de entrega a su familia, a sus amigos, a la Iglesia, a la causa de la justicia y al trabajo. Todo el que lo conocía quedaba impresionado por la jovialidad, hondura y buen juicio de una persona tan sencilla. ¡Gracias, Padre!, por la vida de Pedro.

Que descansen en paz, pues sus obras les preceden. Sencillos como fueron, sin una vida fácil, como muchos, creyeron en Jesús – el hijo del ‘precario’ José y de la pobre María– como Hijo de Dios. Él les dará la Vida. Y nosotros, hasta que nos llegue también el día de nuestra esperada partida, no vamos a dejar la causa de los pobres, que es la causa de Jesús en quien creemos.

 

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