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José Carlos Díez, economista: «El huracán ha pasado, queda arreglar los destrozos»

04 febrero 2014 | Por

José Carlos Díez, economista: «El huracán ha pasado, queda arreglar los destrozos»

Ha trabajado más de 20 años en los llamados mercados financieros, aunque ahora da clases en ICADE-Comillas. Es el autor de «Hay vida después de la crisis», un best-seller atípico para tratarse de un libro sobre economía.

–¿Qué ha cambiado para que se anuncie que lo peor ha pasado?

–Lo que ha cambiado es el sentimiento inversor. Merkel también ha cambiado, ahora dice que el euro no se va a romper. Pero la economía, la tasa de paro, la pobreza, los problemas sociales han empeorado significativamente. Las deudas también. Ha pasado un huracán. Parece que la recesión y el problema de la prima de riesgo han pasado. Queda arreglar todos los destrozos y todavía estamos en temporada de huracanes, puede venir otro. Hay que tomar medidas para prevenirlo.

El déficit no ha mejorado prácticamente, la deuda pública ha aumentado, se han destruido más de un millón de empleos y el crédito ha bajado. Defiendo el ajuste fiscal, porque si tienes un problema de financiación y préstamos, no te queda más remedio. El asunto es con qué intensidad: el tiempo que te dan y el tipo de medidas que tomas para lograrlo. Ahora hablan ya de una reforma fiscal. ¿Por qué no lo hicieron cuando llegaron, si tuvieron siete años en la oposición para pensar? España tiene el sistema fiscal más ineficiente del planeta. Tenemos los tipos de recaudación más altos del mundo y la recaudación de las más bajas de los países desarrollados. Hay algo en la canalización de los impuestos que falla. Tienes un agujero en el impuesto de sociedades, hay grandes empresas en España que no pagan impuestos, en los grandes patrimonios, en la definición del IRPF, España tiene un problema de pobreza severa y eso no estaba en el 2007… Hay que cambiar y sacar recursos de otros sitios para cubrir esa necesidad. Cáritas y Cruz Roja hacen una gran labor, pero el Estado tiene que hacer algo, no se puede aspirar a que la pobreza sea asunto de las ONG. Esto se arregla con una reforma fiscal.

–Así que parece claro que hemos salido de la recesión…

–Hay dos medidas que yo proponía en el libro y que se han tomado: retrasar el ajuste fiscal, ya se hizo en junio; y conseguir que el BCE fuera más activo a la hora de frenar la crisis del euro y lo ha conseguido hablando, simplemente, de que si tuviera que intervenir lo haría. Esto está bien. Pero quedan más cosas. Las exportaciones no van tan bien. Menos 2% de caída (menos 7% de la de fuera de la Unión Europea) según el último dato de Aduanas. Ha habido una depreciación brutal de los países emergentes donde exportábamos. Nuestros salarios, nuestros costes salariales, en dólares y reales brasileños se han encarecido un 40%, solo porque ha cambiado el tipo de cambio. Hay que decirle al BCE que hay que depreciar el tipo de cambio del euro. Según las primeras previsiones del FMI para 190 países España es el tercer país que menos va a crecer en el 2014…

–¿Qué reforma fiscal sería la más idónea en su opinión?

–Hay que subir la recaudación, estabilizar el déficit y, priorizar el gasto, si hay gente en pobreza severa con problemas para comer, está claro que no podemos pagar coches oficiales… Los que peor lo están pasando con esta crisis deberían ser los más atendidos. Ahora deberíamos tocar el Impuesto de Sociedades. Bastaría con poner un tipo mínimo del 15%. Lo tiene Alemania, lo tiene EE.UU. Me da igual lo que le salga a las empresas en sus liquidaciones de impuestos, nadie va a pagar menos del 15%. Hablamos de empresas que no están generando empleo en España, que llevan 10 años destruyendo empleo sistemáticamente. Las pymes han pagado en 2012 el 15% en impuestos de sociedades. Si hay que primar a alguien, primemos a las pymes. Solo pido que todos paguen lo mismo. Yo a través del IRPF pago el doble que las PYMES. No me quejo. Quiero unos servicios, contribuir a financiar el Estado, creo en la utilidad del gasto público: me gusta tener aceras, alumbrado público, alcantarillas…

Otro asunto es acabar con las desgravaciones del IRPF. Ya hemos quitado la de la vivienda. Ahora toca quitar la de los Planes de Pensiones. No tiene sentido primar a gente que no tiene problemas para llegar a final de mes. Lo que acabo de decir es una recomendación del Consejo de Europa a Rajoy por escrito. La UE está muy obsesionada también con el IVA y los tipos mínimos. Pero la mayoría de las empresas paga según unos módulos. El único sector que funciona en España es el turístico y tenemos un IVA primado. Soy partidario de mantenerlo, en contra de lo que pedía Europa al gobierno para el rescate.

–¿Se puede embridar al mercado financiero?, ¿hemos avanzado algo en esto?

–Tiene que haber mercados financieros. Que vienen del latín «fin», lo último. Primero están las personas, los países, las sociedades y luego lo demás. Sin un mercado financiero desarrollado y bien organizado, el crecimiento es menor, la renta es menor, la sanidad es peor… Es absolutamente necesario para cumplir dos misiones: asegurar los medios de pago –tienes una tarjeta de débito y si te vas a un cajero te dan dinero o pagas en una tienda–; y dos, tienes que coger ahorro y canalizarlo a la inversión y las empresa para generar empleo. Pues vamos a diseñar un mercado que permita hacer eso. Pero sigue habiendo una bomba de relojería con los derivados financieros.

Tiene más sentido regular estrictamente la actividad que pueden hacer los bancos. El mayor periodo de esplendor de toda la humanidad, al menos de los últimos 200 años, se produce de 1945 hasta 1970. Una «edad dorada». Había tipos de cambio fijo, estricta regulación y control de capitales internacionales, estricta regulación bancaria, separación de la banca inversión de la banca comercial, poco desarrollo de mercados altamente especulativos financieros, un desarrollo del Estado de Bienestar acompañado por una mejora de la productividad y la economía…

–¿Nuestro sistema bancario ha sido debidamente saneado?

–En mi libro hay un plan para resolver los desahucios que es mejor, en mi opinión, que la dación en pago que, al final, deja a gente sin casa y casa sin gente. Cada casa que entra en el sistema bancario es dinero que se deja de prestar a una pyme para que pueda crear empleo. La banca ya tiene atascado el canal del crédito y la dación es meter más atasco. Lo que propongo es parar el desahucio en origen, sentarnos con la familia. Analizamos lo que ha ocurrido, la merma de ingresos y los ingresos con los que pueden contar. Según cuánto puedan pagar al mes, calculamos una hipoteca a 30 años al 1,5 sobre el Euribor y esa es la hipoteca que se pueda pagar. Se condona la deuda que no se puede pagar, las familias se quedan en sus casas y la hipoteca va a un banco malo, que para eso se hace. Nuestro actual banco malo es el primero de la historia que se ha quedado con el suelo… Esta sí es una innovación. La prioridad era estabilizar la deuda de las familias y las empresas y lo que hemos hecho ha sido estabilizar la de los bancos, sin resolver el origen del problema. Si hubieran hecho esto en 2008 y 2009 y hubieran metido un recorte en las hipotecas del 25 ó 30% nos habríamos ahorrado miles de millones de euros.

Ha habido errores privados y si el gobierno interviene lo ha de hacer por que hay una situación de extrema necesidad para estabilizar la economía, evitar la destrucción de empleo y para combatir la pobreza… Pero defender a banqueros, proteger sus sueldos… Los errores los cometemos todos, pero somos un país, no solo hablo de los gobiernos, al que le cuesta mucho asumir su realidad y sus problemas.

–Entonces, como dice el título de su libro, ¿hay vida después de la crisis?

– La sociedad española ya sabe que tiene problemas y quiere soluciones. En el libro yo propongo algunas. No son infalibles, son propuestas, vamos a debatir y poner en práctica las que veamos que son mejores… Fijémonos, en EE.UU., con la llegada de Obama. Se ha cambiado la política económica. Y se han creado ocho millones de empleos desde el 2009. La idea de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y ahora tenemos que pagar la culpa es la teoría del miedo, del shock… Esto no es una maldición divina. Nos hemos equivocado y nos toca asumir nuestros errores. Seis millones de parados, tres millones de personas en la pobreza severa, 100% de deuda pública ya es asumir los errores.

La prioridad es estabilizar el crédito, cuando las empresas puedan financiarse a unos tipos razonables, podrán crear empleo. No serán los tipos de 2006, pero en Alemania se financian al 3% y en España lo razonable podría ser el 5%. El tipo de interés para las empresas funciona como la barra de altura: si la pones a dos metros, saltan tres y si la pones a 10 centímetros, como en Alemania, saltan todas… Al Gobierno se le ha escapado el rescate bancario, habría que haber tomado medidas para acabar con los desahucios y reactivar el crédito a las pymes. David Cameron, que no es comunista precisamente, ha presionando a la banca para que conceda créditos.

El pasado no se puede cambiar, hay que mirar al futuro. En estos dos años que quedan de legislatura, Rajoy debería empezar por lo menos a corregir sus propios errores y gobernar por, para y con el pueblo. Lo hizo Abraham Lincon y eso le convirtió en un estadista. Luego perdió las elecciones. Pero eso es lo que distingue a un estadista de otro que no lo es.

Publicado en Noticias Obreras nº1556 de febrero de 2014

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