Cáritas sigue haciendo sus “pequeños milagros en medio del erial que es el mercado laboral” en nuestro país, en palabras de su coordinador de los Equipos de Migraciones, Empleo y Comercio Justo, Félix Miguel Sánchez. El año pasado casi 18.000 personas lograron un empleo, gracias a su intervención, y las 26 empresas de inserción vinculadas a la organización católica aumentaron sus plantillas hasta llegar a casi 600 puestos de trabajo.

A través de los programas de empleo (pretalleres, cursos de formación, talleres de corta duración, intermediación con las empresas y grupos de autoayuda para la búsqueda de empleo), Cáritas atendió a 84.000 personas en 2010 con necesidades de mejorar sus capacidades de encontrar un empleo e invirtió en estos proyectos 33 millones de euros (un 18% más que en 2009), en los que trabajan más de 2.300 personas (1.600 como voluntarios y el resto como contratados).

Aunque se aumentaron los recursos el año pasado, han sido menos personas atendidas. Esto se explica por el aumento de otros necesidades más urgentes, previas a las de encontrar un trabajo, pero también, según Sebastián Mora, secretario general de Cáritas, porque “hay que acompañarles más, hay que sostenerles más, hay que estar más con ellos” y porque hay menos “movilidad laboral”. “No nos interesa tener 10.000 más, sino estar más cerca de los que están, con la mayor intensidad de la que seamos capaces”, resumió Mora. Lo cierto es que las personas que han encontrado trabajo, mediante la intervención de Cáritas han aumentado un 5% con respecto a 2009.

Para el secretario general “se está dando una exclusión de la exclusión respecto del empleo, lo que conlleva falta de esperanza y dejación en la búsqueda de empleo. “Lo que produce, a su vez, más riesgo de exclusión”. De hecho, los que se acercan ahora a Cáritas ya arrastran un perfil de alta exclusión. El 20,8% de la población en España (9.543.900 personas) está por debajo del umbral de pobreza relativa.

En España hay 1,4 millones de familias con todos sus miembros en paro. Hay muchos hogares en España sin cobertura asistencial para salir adelante. “Es difícil hablar de una sociedad justa cuando hay miles de hogares sin derechos mínimos para salir adelante”, denuncia Mora, quien insiste en que Cáritas “es subsidiariamente complementaria de la responsabilidad que tienen las administraciones” en la lucha contra el paro. En el caso de esta institución social de la Iglesia, se enfoca a las personas de “alta exclusión”.

Sebastián Mora señala que “hacen falta políticas activas de empleo, una renta básica para los que no tienen ingresos, itinerarios personalizados de inserción, cláusulas sociales para favorecer empresas de inserción así como a todas aquellas que no se muevan sólo por el puro lucro”. Echando la vista atrás, al comprobar que hicieron falta más de 10 años de crecimiento espectacular para reducir el paro por debajo del 10% de la población activa, Mora considera que va a hacer falta algo más que el simple crecimiento económico para combatir el alto desempleo, por lo que apostó por “un nuevo mercado de trabajo más acorde a las personas”, cumplimiento con el Magisterio Social de la Iglesia que enseña que “no se hado la persona para el trabajo, sino el trabajo para la persona”.