Carta de Vicente Jiménez

Queridos diocesanos:

El día 1º de mayo es la Fiesta del Trabajo. La Iglesia ha puesto a San José como modelo de los trabajadores y obreros. En el taller de Nazaret aprendió a trabajar también el Hijo de Dios, llamado en los evangelios “el hijo del carpintero” (Mc 6, 3; Mt 13, 55).

La Fiesta del Trabajo nos invita a dar gracias a Dios por el don del trabajo, que nos hace colaboradores suyos en la obra de la creación, dignifica al hombre y contribuye al bien de la sociedad.

La Iglesia está vivamente comprometida con la causa de los trabajadores. El Papa Juan Pablo II, que será beatificado el día 1º de mayo, escribió una encíclica sobre el mundo del trabajo, Laborem exercens. En ella afirma que “la Iglesia considera deber suyo recordar siempre la dignidad y los derechos de los hombres del trabajo, denunciar las situaciones en las que se violan dichos derechos y contribuir a orientar estos cambios para que se realice un auténtico progreso del hombre y de la sociedad” (LE 1). Y añadía “el trabajo humano es una clave, quizá la clave esencial, de toda la cuestión social, si tratamos de verla verdaderamente desde el punto de vista del bien de los hombres” (LE 3).

La Jornada de los trabajadores de este 1º de mayo de 2011 nos interpela seriamente a todos ante la persistente crisis económica, que está causando el drama de casi cinco millones de parados en España, de ellos cuarenta y siete mil en Cantabria. Esta grave situación social y económica debe llevarnos a todos a analizar en profundidad las causas de la crisis, que son de raíz antropológica, a convertirnos cambiando lo que sea necesario y a ejercer la solidaridad con las familias y las personas que más sufren las consecuencias de la crisis.

En esta jornada me sumo a los pronunciamientos de los Movimientos especializados de la Acción Católica, como la JOC (Juventud Obrera Cristiana), MTS (Mujeres Trabajadoras Cristianas) y HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica). Asimismo apruebo y alabo el trabajo de nuestro Secretariado Diocesano de la Pastoral del Trabajo, que tiene entre sus tareas: ayudar a todos los cristianos que forman parte del mundo del trabajo a valorar el trabajo, a despertar la conciencia obrera o empresarial y a cultivarla en coherencia con su fe, siguiendo la Doctrina Social de la Iglesia.

En nuestra Diócesis de Santander, además de continuar promoviendo las iniciativas ya consolidadas en el campo de la acción social y caritativa, nos hemos propuesto en la Programación Pastoral desde el año pasado una acción extraordinaria: “promover la campaña de solidaridad a favor de los parados mediante el gesto mensual de la entrega del salario de un día”. El organismo responsable de realizar esta campaña es Cáritas Diocesana en colaboración con las Delegaciones o Secretariados de Migraciones, Medios de Comunicación Social, Pastoral del Trabajo, Pastoral Penitenciaria y Pastoral de los Gitanos. Prestemos atención a la propaganda e información, que se hace desde Cáritas y desde las parroquias y colaboremos generosamente con tan humana y cristiana causa. Necesitamos la ayuda de todos.

En esta Fiesta del Trabajo nos sentimos cercanos a los gozos y esperanzas de las mujeres y de los hombres del Mundo Obrero y de sus familias, especialmente de los que sufren el paro o de aquellos que soportan unas condiciones de trabajo que imposibilitan una vida digna.

Valoramos el trabajo de los militantes y cristianos del mundo obrero. Lo agradecemos y lo reconocemos. Conocemos las dificultades para anunciar a Jesucristo en el mundo obrero, pero contamos con la fuerza del Espíritu del Señor para hacer presente el Evangelio del trabajo.

A la fiel custodia de San José, obrero artesano en el hogar de Nazaret, encomendamos a nuestros trabajadores.

Con mi afecto y bendición,

Vicente Jiménez Zamora

Obispo de Santander