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XVIII Jornada Diocesana de Pastoral del Trabajo (Madrid)

18 marzo 2011 | Por

XVIII Jornada Diocesana de Pastoral del Trabajo (Madrid)

El pasado 5 de marzo de 2011 se celebró en Madrid la XVIII Jornada Diocesana de Pastoral del Trabajo, de la que recogemos una reseña.

¿Qué nos propusimos en esta Jornada? Levantar propuestas pastorales desde una lectura creyente de la realidad social de los jóvenes para contribuir a la Jornada Mundial de Juventud (JMJ).

Por eso, en primer lugar dimos la palabra a Alberto, un joven en trabajo precario. Nos dijo: “si yo me valorara por mi trabajo, sería un fracasado (sueldo 650 € sin contrato); si yo me valorara por mis estudios, sería un fracasado (no los he podido terminar); si yo me valorara por mi autonomía, sería un fracasado (en Navidades he vuelto a casa de mis padres y no puedo casarme). Pero yo soy alguien querido por Dios y único para él. A los trabajadores Dios nos ha regalado nuestra dignidad; y a mí me ha encargado su proyecto. Esta experiencia me ha dado un sentido de la vida que no depende de la precariedad”.

Después de este testimonio Javier García Cadiñanos, Consiliario Nacional de la JOC hasta hace poco, nos ayudó a definir las actitudes necesarias para evangelizar a los jóvenes. Evangelizar es descubrir que Dios Padre tiene un proyecto sobre los jóvenes, que ha empezado a realizarlo en Jesucristo y que nos regala al Espíritu para dejarnos conducir por él. Hay una gran diferencia cuando hacemos un proyecto de jóvenes e invocamos a Dios para que nos ayude, a cuando estamos atentos al plan de Dios sobre los jóvenes y nos adaptamos a colaborar con él.

Este es el modelo que presentan los Hechos de los Apóstoles cuando Dios le recomienda a Felipe: pégate a la carroza del etiope y mira lo que está leyendo; acompáñale (Hech 8, 30). Queda excluido evangelizar a distancia o partir de un esquema que no tenga en cuenta la realidad.

De aquí salen una cuantas tareas básicas e imprescindibles en la evangelización:

• Escuchar y Discernir: Cuando nos asustamos porque sentimos que los jóvenes llevan un pelaje raro y amenazante (rastas, pirsings por todos lados…) debo callar y preguntarme ¿por qué los jóvenes quieren llamar tanto la atención y destacar sus diferencias? El evangelizador debe escuchar y discernir con el Espíritu. Si se trata de un proyecto que ya ha empezado a realizar el Espíritu en los jóvenes, voy a unir mis fuerzas a él y estorbarle lo menos posible. Pistas para discernir:

  • Los jóvenes dan mucha importancia a lo afectivo, necesitan rozarse, sentir el afecto, estar contigo… ¿No es algo de eso lo que muestra Jesús en el evangelio con los que evangeliza? Aunque el amor no se reduce al afecto, ¿nuestras parroquias son escuela de amor?
  • Recuperemos la intuición. Los occidentales somos hijos de Descartes, pero muchas cosas no se entienden por la razón. Los chavales funcionan por intuición. ¿No tiene esto que ver con la sabiduría del evangelio?
  • Reconozcamos los valores evangélicos en los jóvenes. La tradición cristiana ha dejado huellas valiosas en el arte, en instituciones y valores como la solidaridad, la igualdad, la fraternidad. ¿Cuáles son las semillas evangélicas que el Espíritu ha trabajado en los jóvenes de hoy? Son puntos de partida necesarios de la evangelización.
  • Reivindiquemos la libertad. Punset en una entrevista nos mostraba que hoy tenemos tantas decisiones a tomar ante los reclamos de la publicidad y la información, que no nos da tiempo a tomar decisiones, no sabemos qué hacer. La voluntad se puede anular o acrecentar. Hoy los jóvenes son tremendamente dubitativos, están sobrepasados. ¿Tenemos en cuenta esta situación o nos limitamos a acusarles de ello?

• Valorar a los jóvenes de hoy:

  • Hoy los jóvenes son un don, trabajar con ellos es un regalo de Dios, aunque sean molestos. Dios me ofrece en ellos los caminos que tiene para el futuro. José Luis Moraz (profesor de la Universidad Salesiana de Roma) los califica de profecía externa: Dios nos dice en ellos lo que hay que cambiar o desmontar en la Iglesia. La tarea del evangelizador con los jóvenes se parece al de partera de la fe: ayudar a que el Espíritu conduzca al bebé de forma que salga del vientre a la vida. Pero si les tenemos miedo a los jóvenes, difícilmente vamos a ayudar al Espíritu en su alumbramiento.
  • Conversión pastoral: El documento de los obispos de Québec año 2000, nos formula ejemplos necesarios de conversión: de agrupar a los chavales por cursos, pasar a formular itinerarios; de la pastoral de conservación, pasar a la comunidad a la misión; del esquema de la oferta y la demanda, pasar a la dinámica del diálogo…
  • Redefinir la tarea con fe como Abraham cuando sale ya viejo de Ur de Caldea. No es lo mismo “pastoral con jóvenes” (los adultos la proyectan para los jóvenes) que “pastoral juvenil” (los jóvenes son protagonistas de la pastoral acompañados). Poner los jóvenes en el centro de las preocupaciones pastorales.

Hasta aquí la conferencia de Javier García Cadiñanos, aunque no le dio tiempo a desarrollar el capítulo “Transformar la realidad juvenil”. A continuación nos pusimos a trabajar en grupos para buscar propuestas pastorales nuestras.

RESULTADO DEL TRABAJO EN GRUPOS

Tomamos conciencia de que los mayores no conocemos bien a los jóvenes o los conocemos por estereotipos; predomina la opinión negativa sobre ellos (son vagos, acomodados, sin cultura por el esfuerzo, volubles, algunos rebeldes…); frecuentemente les tenemos miedo porque no tenemos las claves de interpretación suyas…

Vemos que las comunidades cristianas no nos hemos implicado en la transformación de las condiciones sociales que dificulta la evangelización de los jóvenes, siendo así que este sistema económico no sirve para el desarrollo integral. Lo vemos en que la mayoría de los jóvenes no saben para qué estudiar o trabajar; sienten su futuro muy incierto; carecen de recursos para la vivienda propia; la juventud no tiene confianza en sí misma; queda reducida a mecanismo reductor-consumidor…

DESAFÍOS PASTORALES

¿Qué nos presenta esta situación a la comunidad cristiana, en el terreno de transformar la realidad y en el de fortalecer la fe?

  • Cambiar nuestra mirada negativa o de estereotipos sobre los jóvenes, por una de cercanía y de estima.
  • Tomar más en serio a Jesucristo Evangelizador. Aumentar el testimonio de vida y de esperanza.
  • Crecer en la espiritualidad de ayudar al Espíritu en el trabajo que ya ha ido haciendo en los jóvenes (ser partera en el alumbramiento de Dios en los jóvenes)
  • Escuchar a los jóvenes antes de comunicarles la fe y responderles adecuadamente a su situación.
  • Darles a los jóvenes las claves para ayudar a enfrentar la situación de la dignidad de trabajo y de nuestro mundo. Implicarnos la Iglesia en la denuncia de las situaciones indignas del trabajo juvenil.
  • Darles protagonismo en la pedagogía evangelizadora, construir con ellos el proyecto pastoral. Ayudarles a convertir la queja en transformación.
  • Creer en los medios pobres, la pedagogía de la artesanía, el acompañamiento.
  • No poner el último objetivo en que llenen nuestras parroquias envejecidas sino en la evangelización mutua de jóvenes y adultos.
  • Reconocer a los inmigrantes como trabajadores y personas, dejar de considerarlos como extranjeros con rivalidad para el trabajo.

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