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Solidaridad en Pan Bendito

02 marzo 2011 | Por

Solidaridad en Pan Bendito

Con calma, con humildad y con grandes dosis de realismo, la asociación «Paso a Paso» en Pan Bendito (Madrid) impulsa iniciativas modestas, apenas sencillos gestos de solidaridad para que la solidaridad se abra camino en medio de la crisis actual.

Pan Bendito es un barrio de Madrid, perteneciente al distrito de Carabanchel. La periodista de «El País» lo describía en 2010 como «uno de los barrios más desfavorecidos de Madrid, donde conviven la mayor tasa de paro, la droga, los conflictos vecinales y el abandono de sus calles». Pero también es el origen del grupo de hip-hop «La Excepción», liderado por Juan Manuel Montilla «El Langui», galardonado con dos Goyas como mejor actor y mejor canción por su participación en la película «El truco del manco».

La barriada tiene su origen en las chabolas plantadas en 1957 y 1963 en medio de unos campos de trigo, separados por menos de 10 kilómetros de la Puerta del Sol. En 1958, la iniciativa privada levantó allí la colonia Velázquez. Pero no fue hasta 1980 cuando el Instituto Nacional de la Vivienda dentro del Programa de Remodelación de Barrios en 1980, procedió al realojo de los habitantes de antiguas colonias de Vista Alegre y la Unidad Vecinal de Absorción de Pan Bendito. «Se necesitaba un lugar donde meter a los residentes de los barrios más marginales y los trajeron aquí porque al no haber movimiento social, nadie iba a protestar», declaraba el párroco de San Benito, Julio Yagüe, a «El País».

Un 51,4% de los ciudadanos residentes en el barrio no disponen de estudios o no completaron la primaria. Sólo el 13,9% logró terminar las enseñanzas medias y apenas el 4,5% los ciclos de grado superior.

La presencia de los inmigrantes se ha ido dejando notar en los últimos tiempos en unos bloques con ciertos problemas de convivencia. La población extranjera residente en Pan Bendito representa el 19% del conjunto de ciudadanos que habitan en el barrio, siendo los ciudadanos ecuatorianos los más numerosos (el 22,2% de los ciudadanos extranjeros son de esta nacionalidad), seguidos de los ciudadanos rumanos (16,5%) y de los ciudadanos bolivianos (12,6%).

La población, según datos de 2008 referidos por el Ayuntamiento de Madrid, está compuesta por 7.530 habitantes. Ya antes del estallido de la crisis económica, la tasa de paro superaba el 17%. «Aquí se vive en crisis permanente», apunta Jorge Gallego, miembro de la asociación «Paso a Paso». La debacle económica sólo «ha agravado las situaciones que ya existían antes», aclara.

En marzo de 2010, un grupo de personas sensibilizadas con la realidad que les rodeaba y conscientes de los estragos provocados por la economía empezó a reunirse con el fin de encontrar cómo traducir sus inquietudes en medidas que pudieran servir para aliviar en algo los estragos de la crisis.

A golpe de necesidad, con más intención que apoyos, Pan Bendito se ha ido dotando de un tejido social significativo –Asociación Pan Bendito, Fundación Secretariado Gitano, Asociación Promoción Comunitaria, Asociación Punvi (Por Una Vida Nueva)…–. Hasta 13 entidades sociales están presentes en el barrio desarrollando proyectos de interés que ahora, debido a los ajustes presupuestarios, no pasan sus mejores momentos.

La Asociación «Paso a Paso»

Por eso, en la gestación de la nueva asociación pesaba mucho la idea de no duplicar esfuerzos, de no repetir proyectos, de no suplantar a los que desde hacía tiempo ya venían haciendo algo. Así los primeros pasos fueron hablar con las asociaciones y preguntar por lo que se estaba haciendo, lo que se podía hacer y lo que echaban en falta. Los programas de búsqueda de empleo estaban desbordados, la amenaza de desahucio cada vez alcanzaba a más gente, al tiempo que había un sentimiento generalizado de que el tejido social se estaba debilitando y cundían actitudes individualista ante situaciones muy generalizadas. A todo esto, la administración, ante las limitaciones presupuestarias, se desentendía de los problemas de los vecinos.

En octubre de 2010, la Asociación «Paso a Paso» quedó legalmente constituida con 10 socios, cinco procedentes de una comunidad cristiana con décadas de historia, dos religiosas vedrunas y tres laicos de la Parroquia. «Nos planteamos sostener la esperanza y dar apoyo a la gente más castigada, pero mediante el voluntariado y sin crear dependencias», explica Gallego, convertido por los Estatutos en flamante presidente de la joven entidad, que quería reforzar las acciones ya puestas en marcha y lograr que la gente del barrio se implicara en la atención a las carencias comunes.

«Frente a la profesionalización que exige un sin fin de gestiones, el cumplimento de numerosos requisitos y la participación de especialistas, apostamos por algo pequeño, por ir paso a paso, despacio y ofrecer gestos sencillos, símbolos modestos», apunta Gallego.

Un primer proyecto va dirigido a emprendedores, personas con iniciativa dispuestas a crear su propio puesto de trabajo. Hasta el momento son seis vecinos los que han dado el paso, algunos ya habían comenzado su particular aventura y han recibido el asesoramiento de la asociación. Otros se encuentran todavía en fases preeliminares (estudio de viabilidad, apoyos con los que cuentan y necesitan, financiación). Se ha motando un taller de manualidades, hay un proyecto para crear una ludoteca, un bar de comida rápida…

También ofrecen apoyo a la gestión de la economía familiar en aquellos hogares con dificultades. Se trataría de adquirir formación y habilidades para poder llegar a fin de mes, a través de pautas y un seguimiento personalizado. Los participantes son derivados por las entidades. Aunque en principio se pensó en hacer sesiones colectivas, han visto que algunos vecinos prefieren todavía un trato personalizado y la reserva del anonimato.

Por último, «Paso a Paso» quiere crear un Banco de Tiempo, una especie de cadena de favores en la que el dinero no mediatice los intercambios, con el objetivo de dar la oportunidad a los vecinos a ayudarse entre sí, a poner a disposición de otros sus habilidades, sus conocimientos, su tiempo y ser compensados del mismo modo.

Admite Gallego, de 39 años de edad, arquitecto de profesión, casado y con dos hijos y vecino del barrio desde hace 12 años que la asociación va «a un ritmo lento, hay que respetar los ritmos de la gente». Las entidades, dice, «han descubierto que hay campos nuevos de trabajo y que nuestras propuestas no caen en la duplicidad, sino que podemos aportar al trabajo conjunto para ganar incidencia en la realidad global».

A pesar de que los socios de «Paso a paso» están vinculados a la parroquia y que ésta presta uno de sus locales para sus reuniones, ambas instituciones caminan por su cuenta. «Nos parecía mejor, nos da más autonomía, nos permite ser mejor vistos por los musulmanes y evangélicos, aunque las relaciones con la parroquia son muy buenas y hay colaboración».

Más información:

Asociación “Paso a paso”

Ayuntamiento de Madrid “Plan de Barrio”

El País: “Los siete pecados capitales de Pan Bendito”

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