Durante los días 28 y 29 de enero se celebraron en el Obispado de Córdoba las V Jornadas de Pastoral Obrera organizadas por el Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera de Córdoba, bajo el lema ‘Una mirada creyente a la crisis y sus consecuencias”.

En las jornadas se desarrollaron dos ponencias. En la primera Fernando Díaz Abajo, sacerdote Director del Departamento de Pastoral Obrera de la CEAS expuso una Lectura creyente del Conflicto Social (Trabajo Humano principio de Vida) en la que fue indicando como el nuevo modelo económico (centrado en el mercado) implica una lectura creyente de la realidad y abrir caminos de humanización. La fe cristiana generar nuevas formas de sentir, pensar y actuar si se vive el Evangelio en plenitud.

La regeneración moral de la vida ciudadana, la regeneración de la soberanía popular y la recreación de la democracia participativa implican el cultivo de virtudes públicas y resituar la racionalidad ética al lugar que le corresponde en una democracia real, de modo que la economía esté al servicio de la persona y no al revés; los desequilibrios del mundo del trabajo se han de afrontar restableciendo la jerarquía de valores y dando prioridad a la dignidad de la persona que trabaja. Pero la mística del mundo del trabajo reclama como ninguna otra el dinamismo de la encarnación. Para ello es necesario poner el acento en los estilos de vida de modo que, tanto personal como comunitariamente, vivamos la solidaridad real y concreta con los empobrecidos porque lo que debe ser central en nuestra vida es la causa del Reino de Dios y su Justicia y no otras cosas.

La segunda ponencia fue desarrolla da por Francisco Lorenzo Gilsanz, técnico del Equipo de Estudios de la Fundación FOESSA (Caritas Española) sobre “La crisis del modelo social. Crónica de una muerte anunciada”. A lo largo de ella se fue desgranando los preocupantes porcentajes que revelan las altas tasas de desempleo y de pobreza, tras los cuales existen grupos de personas, familias, cuyos recursos son tan limitados que les excluye del modelo social considerado aceptable. Y esto no es el resultado de algo fortuito, sino que responde a un as determinadas estructuras en las que se toman decisiones económicas y políticas, conforme a los valores de ese modelo social, pero en el que no está ausente la responsabilidad personal de cada uno.

Ante la crítica situación no es posible pararse a lamentarnos, el sufrimiento de los excluidos nos lo impide. Es necesario sembrar la esperanza de que otro sistema es posible. Para ello se aportan algunas pistas: como retomar valores cristianos, caídos en desuso ante los valores del sistema, frente al hedonismo imperante, retomar el sentido del sufrimiento, tan necesario en la construcción de lo comunitario, del bien común; ante el individualismo, el desarrollo del voluntariado como testimonio de la preocupación por el otro, por los otros; la austeridad de vida, frente al consumismo; frente al afán de lucro, la introducción de la lógica del don en las relaciones mercantiles; la militancia activa.

Todo ello es un reto, pero la imagen de María, al pie de la Cruz, con la mirada puesta en Dios, pero sin moverse del crucificado, nos sirve de modelo. Desde ahí, nuestros recursos son insospechados.

Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera